Huida (capitulo 12)

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Elliot conduce en silencio su BMW mientras Anastasia mira por la ventana

-¿Qué quieres hacer?- le pregunta

-¿A qué te refieres?- le contesta ella

-¿Vuelvo a casa de mis padres?

-Tú prometiste hacerme olvidar... dijiste que con tu amor iba a ser suficiente... mentiste

-Podrías poner un poco de tu parte... veo cómo te afecta cada cosa que dice, cada cosa que hace. Cuando comenzamos, solíamos divertirnos, la pasábamos bien, yo creí...

-¿Qué me había enamorado de ti, que había olvidado a tu hermano?

-Si...

-Lo siento, todo esto es mi culpa...- dice apenas conteniendo las lagrimas

-Somos los dos culpables Ana... tú por dejarme ilusionarme... yo por seguir a pesar de darme cuenta de que lo seguías amando

-¡Hazme olvidar! Tú me prometiste... cumple... hazme olvidar- suplica ella. Elliot detiene el auto y coloca las balizas y se acerca a la boca de Ana, la besa, necesita ese contacto con ella. Ana se enreda en su cuello y lo acerca más. El tira de ella y la sube a su regazo y la aprieta contra su pecho

-Hazme olvidar Ell- le suplica- hazme olvidar- el la abraza más fuerte, ella siente que puede romperse pero lo sigue besando mientras su mente, aturdida, recuerda hermosos ojos grises. Apenas llegan al departamento, Ana desprende la camisa de Elliot y le besa el pecho mientras el desabrocha el sostén de Ana y se lo quita junto con la camiseta que tiene puesta. Los jadeos de ambos suenan en el departamento, mucho más fuertes en el momento del clímax. Ana se recuesta jadeando sobre el pecho de Elliot quien acaricia su cabello. Momentos después propone

-Vamos a tomar algo... no vayas mañana al trabajo

-No puedo, él podría despedirme

-No necesitas trabajar y lo sabes

-No quiero ser una novia trofeo mantenida

-Ok ¿salimos igual?

-¿Dónde quieres ir?

-The Baltic Room

-De acuerdo, me baño y me visto

-Te acompaño

Christian pone cara de susto cuando la puerta se abre en el recibidor de la casa de Mel

-¿Qué demonios es todo este ruido?

-Es el equipo de limpieza... ve a tu casa... estaré lista en una hora y pasaré a buscarte.

-De acuerdo... no tardes

-¿Por qué dijo eso ella?

-Mel... pensé que lo habías olvidado

-No... cuéntame...

-Otro día

-¿El jueves?

-De acuerdo-

 "Creo que tendré que comprarme camisas dos talles más chicas para poder salir con Mel" pensó Christian en su vestidor. Se puso un pantalón de lino negro, zapatos y una camisa que había olvidado que tenía y que le quedaba bastante apretada. No le gustaba vestirse todo de negro pero el conjunto no le desagradó cuando se miró en el espejo. Guardo su celular y su billetera y se sentó a esperar a Mel

Mel mientras tanto, entre el ruido, el recuerdo de Christian llamándola "cariño" y su indecisión para elegir la ropa, estaba volviéndose prácticamente loca. Ana le dijo que en dos horas terminarían todo. Ella se lo hizo jurar. No quería comenzar el lunes con todo ese lio. Finalmente se decidió por un vestido al cuerpo color ciruela. No era demasiado corto pero si cómodo. Se puso unos zapatos no muy altos haciendo juego y se perfumó y llevo solo por las dudas un saco de hilo negro. Cuando Christian la vio se quedó sin palabras y ella también. Estar todo vestido de negro no solo marcaba su cuerpo sino que además hacía que el gris de sus ojos se volviera más intenso. Mel se sintió clavada al suelo cuando lo vio acercarse como un león acosando a su presa antes de darle el toque final. El la miro en 360 grados, recorriendo cada centímetro de su cuerpo con la mirada. Ella sintió un calor que la ahogaba. Él tomó su mano y la hizo girar

-Sencillamente despampanante- Mel no supo que contestar y Christian le dio una media sonrisa que hizo que el bajo vientre de Mel se tensara deliciosamente. Ella no entendía como con solo mirarla él podría tener ese control en su cuerpo. Entonces recordó a Emi. Él se lo había mostrado unas cuantas veces, le había enseñado unos cuantos secretos. Así era como se sentía un dominante. ¿Era ella una sumisa? ¿Era Christian un dominante?

-¿No vas a decir nada?- preguntó él- ¿me veo decente?- ella dio un largo respiro y lo examinó de pies a cabeza

-Definitivamente muchas me van a envidiar esta noche- Christian soltó una carcajada. Tomo su mano y la llevó hasta el estacionamiento donde Taylor los esperaba

-¿Él va a ir con nosotros?

-Quiero beber yo también pequeña

-Oh claro- Christian enredo sus dedos con los de ella y le abrió la puerta como todo un caballero. La entrada fue sin problemas. Ver a Anastasia y a Elliot si lo fue. Quiso irse pero Mel se lo impidió

-Tu hermana, tu cuñado y Kate nos esperan. Vamos... quiero divertirme

-Solo lo haré si después me dejas darte un beso- ella se sorprendió con esa propuesta pero inmediatamente dijo que sí. Mia, Kate y Ethan los saludaron entusiasmados, las caras de Anastasia y de Elliot cambiaron ni bien los vieron. Pidieron sus bebidas y comenzaron a charlar de cosas sin importancia. Mel tiró de la mano de Christian y lo llevo a la pista a bailar. Y aunque trataba de seguirle el ritmo Christian fracasó notablemente. Mel no paraba de reírse y él también estaba tentado. Subieron por la escalera equivocada y terminaron en unos reservados. Mel quiso irse pero Christian no la dejo. Arrastrándola prácticamente la sentó en un lugar oscuro

-Quiero irme de aquí... no me gusta esto

-Y yo no quiero verlos pero me dijiste que si me quedaba me ibas a dejar darte un beso... y quiero mi beso- apenas distinguía los ojos de Christian en la oscuridad cuando sintió su mano acariciando su mejilla muy suave y muy despacio. Ella tembló y su cuerpo se encendió por completo

-¿Vas a dejar que te bese Mel?- le susurró al oído y todo el cuerpo de Mel se tensó

-Chris...

-¿Sí o no? Solo dime- pasó las manos por sus hombros y apretó sus brazos un poco para que no se moviera. Mel cerró los ojos y sintió su cercanía.

-¿Puedo besarte Mel?- y entonces ella tuvo un recuerdo horroroso y se paró asustada y salió corriendo dejando a Christian sorprendido. Él la buscó por todos lados. Incluso regresó en donde estaban todos inventando una excusa absurda. No sabía dónde se había metido ni que había pasado y eso lo asustó y lo puso más curioso que de costumbre.


Mi pasado... ¿mi futuro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora