Labor

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Se sentía mal. La muerte de su hermana y madre le había traído muchos problemas tanto emocionales como burocráticos (ya que tenía que  levantar actas y dar testimonios). A este paso sentía que terminaría en Saint Louis junto a Alastor.

Wolverhampton solo le había permitido una semana de ausencia para arreglar sus asuntos, ahora debía volver a su labor.

Volvió a su departamento en New York y saludó a sus vecinos con la mayor alegría que podía fingir, debía de prepararse para regresar al trabajo. Las cuentas y gastos funerarios no van a pagarse solos.

[...]

Una semana....¡Una jodida semana y su doctor no aparecía!

Estaba desesperado, perdió el control; que lástima, llevaba una racha de 5 meses sin perderlo.
Le colocaron una camisa de fuerza que ahora llevaría todo el tiempo, o al menos hasta que se calmase. Odiaba las camisas de fuerza, le apretaban los brazos y siempre daban comezón.

Cuando vio a Anthony entrar por esa puerta se alegró tanto que sintió que se desmayaría, como pudo corrió hacia la entrada para recibirlo pero debido a su ausencia de brazos perdió el equilibrio y cayó al suelo, al intentar levantarse un guardia lo interceptó y lo sedó.

Y al despertar ahí estaba, el cabello de caramelo que tanto adoraba, sentado frente a él; sin embrago algo había cambiado: sus ojos ya no tenían ese brillo que le fascinaba, se le veía cansado, con ojeras, desgastado.

—Angel ¿Estás bien?— preguntó suavemente Alastor como siempre adormilado

Lo miro con sus ojos tristes, sonrió suavemente —Si, estoy bien, solo un poco cansado—

Alastor río estrepitosamente —No vas a poder engañarme con eso cariño, he puesto esa excusa tantas veces...—

Quitó su sonrisa recordando lo acontecido —Yo, perdí a mi madre y a mi hermana... El mismo día a manos de la mafia— desvió la mirada tratando de no llorar —N-No es fácil ¿Sabes? Mi padre huyó como todo un cobarde y mi hermano es un delincuente que no pudo acompañarme mucho, yo debí hacerme cargo de todo, estoy cansado— se limpió una lágrima que se le había escapado, se abrazó a si mismo en búsqueda de consuelo.

Nunca había sentido empatía hacia alguien hasta ese entonces —¿Te cuento algo curioso? —Lo miró— Yo también perdí a mi madre, fue hace mucho, a penas era un adolescente. No voy a entrar en muchos detalles pero quedarse huérfano es una experiencia curiosa...—

Ver a Angel decaído le hizo hacer algo que no debería.
Empezó a musitar cosas en voz baja, cerrando los ojos en forma de plegaria, poco a poco el calor aumentaba. Anthony lo miraba con desconcierto, un aura oscura se emanaba desde un rincón de la habitación.
De pronto y por arte de magia (literalmente) la camisa se fuerza que llevaba se empezó a quemar, dejándolo libre.

Se levantó de su asiento, Anthony retrocedió con miedo, el paciente avanzaba hacia el.
Alastor se le abalanzó dándole un abrazo, el más grande abrazo de su vida.

Correspondió, necesitaba un abrazo, necesitaba consuelo. Comenzó a llorar en su hombro aferrándose al paciente como si fuera su única balsa en el océano.

Lo tomó del mentón para poder verlo, le acarició suavemente la mejilla y le recitó su frase favorita —Sonríe cariño, sabes que nunca estás completamente vestido sin una—

Y el doctor Anthony Marchetti sonrió.

PACIENTE ZERO [RadioDust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora