Balance

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Después de la tormenta siempre viene la calma. El hospital que veía tan lúgubre y amenazante se había vuelto como un patio de juegos para el.

Su estómago rugió con apetito —Tengo hambre...— musitó en voz baja

—¿Quieres Jambalaya?— preguntó Alastor entusiasmado —¡Mi madre tenía una receta de Jambalaya para morirse! Que, de hecho, ¡Casi la mata! Jajaja—

Río, había aprendido que cuando las historias de Alastor se ponían extrañas era mejor no preguntar —Tengo antojo de una Sopa Minestrone, mi madre solía prepararla todo el tiempo—

—¿Y como te sientes? Ya sabes, respecto a lo de tu madre y hermana...— lo miró curioso

—Bien creo, estoy tranquilo. Se que ahora están en un lugar mejor— dijo volteando a ver al cielo —Y también se que algún día me reencontraré con ellas—

Alastor se quedó pensativo y un tanto empalagado por la respuesta de su doctor hasta que recordó lo que tenía planeado para el. Se levantó de golpe y camino con torpeza hasta su cama, tomó algo con su boca (dado a que la camisa de fuerza le imposibilitaba el usar sus manos) y regresó.
Dejó la hoja de papel sobre la mesa y habló —Angel, quiero darte las gracias por lo mucho que me has ayudado. Antes de ti los doctores iban y venían, ninguno me soportaba, no entiendo por qué— mintió, sabía perfectamente por qué pero no lo contaría, no ahora —Pero tu sigues aquí y lo creas o no le haz traído paz a lo que yo pensaba que ya no era vida— Anthony sonrió y le acomodo al contrario sus anteojos que estaban a punto de caerse — Y gracias a eso es que me permitieron volver al taller de arte creativo, por eso te hice esto— volteó la hoja de papel para revelar un dibujo.

Se podía ver a él y su paciente con su camisa de fuerza sentados donde  siempre, uno frente al otro en esa mesa. Sintió un calor en su pecho, una sensación de alegría y ternura al ver tal obra artística arrugada creada con crayones. —G-Gracias Alastor, no se que decir—

—¿Qué tal "Gracias Alastor, te quiero"?— dijo imitando la voz de Angel.

Rio y le sacudió el cabello en forma de caricia —Gracias Alastor, te quiero—

Estaban felices, felices de una manera sincera. No felices por locura o por avaricia, felicidad de la más pura que puede haber.

Sin embargo, hay algo que Alastor ignora.

Anthony estaba haciendo su trabajo; y claramente su trabajo no es sentarse por dos horas a platicar con un chiflado.

Tenía que sacar reportes, levantar actas, dar testimonios, entregar estudios y un largo etcétera que ayudase a reivindicar y posiblemente reinsertar al paciente.

En cuanto llegó a su casa enmarcó el dibujo que había recibido y lo colgó en su sala junto con su doctorado y una foto de su madre y hermana.

Después hizo su reporte diario donde contaba su avance con Zero. No pondría que le dió un dibujo o si no el hospital lo reclamaría para los archivos.

Una vez listo, lo guardó y procedió con su investigación.
En una pizarra de corcho juntaba las evidencias. Se había dado a la tarea de revelar el pasado de Alastor y, quizás así, poder enlazar todo con las pocas cosas que había en la carpeta del paciente en el hospital.

Alastor desconocía que Anthony sabía mucho sobre el.
Quizás demasiado...

No puedo creer que la historia ya tiene más de 1K

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No puedo creer que la historia ya tiene más de 1K. De verdad muchas gracias a todxs lxs que la leen ^^♥️

PACIENTE ZERO [RadioDust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora