PACIENTE ZERO [RadioDust]

Chocolate

—¿Que tienes para mí está vez?— preguntó con una sonrisa

—Si te lo digo no será sorpresa— respondió —Cubrete los ojos—

Anthony acató la orden sin chistar y se sentó en la cama del contrario —¿Ya puedo abrirlos?—

—Aún no— respondió Alastor

Se escuchaba mucho movimiento en la habitación, Alastor iba de aquí a allá buscando algo. Anthony esperaba ansioso con sus manos cubriendo su visión.

—¡Ya abrelos!— exclamó

Lo primero con lo que se encontró fue con su paciente delante de él extendiéndole una caja —¿Que es eso?—

—¡Es un regalo muy especial para ti!— dijo y abrió la caja —Cuando me atraparon pude traerme conmigo estos chocolates con licor, me los iba comiendo de poco en poco y a escondidas de las enfermeras, pero quiero dartelos y que disfrutes de su sabor tanto como yo— dijo entregándole la caja

Anthony estaba atónito —A-Al, Gracias— respondió y tomó un ligeramente derretido chocolate, estaba teniendo un Deja Vú —Está muy rico— dijo saboreando el dulce manjar

—Y también quiero decirte algo— dijo Alastor sentándose a su lado mientras el doctor aún se comía el chocolate —¿Que tal el chocolate?—

—¡Delicioso! Es duro y crujiente por fuera pero suave y acaramelado por dentro— dijo terminándose la golosina —¿Por qué?—

—Por que el chocolate sabe cómo a felicidad ¿No es así?— el doctor asintió —El chocolate sabe a alegría, regocijo, tristeza, amargura... Sabe a muchas cosas pero nunca sabe mal— Anthony escuchaba atento, pensó que Alastor estaba por contarle alguna otra historia rara —No soy muy fan del chocolate ¿Sabes? Y aún así cuando encuentro uno lo suficientemente delicioso lo disfruto, como los de licor— miró a su doctor —Y siento que he encontrado finalmente un chocolate que me gusta— dijo y tomó una de las delicias de la caja

—¿El de Ron?— preguntó Tony

—No Angel... Tú— hizo una pausa para pensar si arrepentirse y cambiar el tema o continuar, eligió la segunda —Tú eres el chocolate que tanto disfruto... Y quizás estoy loco... Bueno, de hecho lo estoy— soltó una ligera risa —Pero con todo y mi locura algo dentro de mi se derrite cual chocolate al estar junto a ti—

La cara de Anthony no tenía precio —A-Al...—

—Yo se que a ti el chocolate te sabe a felicidad, pero a mí me sabe a amor— sintió un escalofrío al mencionar lo último —Lo siento...—

Anthony se levantó de la cama y miró al recién confesado —Alastor yo... Me siento halagado, e-eres alguien muy agradable y te quiero mucho pero esto no está permitido por... Por nadie de hecho— se detuvo un minuto a pensar —Y entiendo lo que sientes pero tengo que decirte esto— El débil y primerizo corazón de Alastor estaba por estallar —Si alguien se entera de todo lo que hemos estado pasando estos últimos meses me despedirán y no podré volver a verte...—

Los ojos de Alastor se comenzaban a llenar de lágrimas —N-No te preocupes, l-lo entiendo— bajó la mirada hacia la caja de hace unos minutos

Tony no pudo evitar sentir lástima por el, por su ciervo, por su paciente, por su único consuelo, su única familia.

Se volvió a sentar a su lado, le quitó los lentes y rápidamente lo tomó del mentón.

Esta vez no fue un besito chiquito en la mejilla ni un roce accidental.

Esta vez sí fue una experiencia placentera y romántica.

—Recuerda Al...—

—Ni una palabra de esto a las enfermeras—

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:)