Anthony no era un vecino fuera de lo común.
Era alguien normal, quien salía temprano del edificio a trabajar y regresaba cuando comenzaba la puesta del sol.
Siempre fue muy amable con sus vecinos, dándoles los buenos días o ayudándoles a prender la farola cuando ya era noche.
Todos los habitantes le habían tomado un cariño especial. Más una de sus vecinas quien había caído en las garras de Cupido por aquel doctor de psiquiatría.Por ello, le dolía en el alma verlo regresar todos los días de su trabajo con cartas, regalos y dibujos en las manos ¿Acaso estaba saliendo con alguna enfermera del hospital?
Mientras tanto Anthony aún reunía información sobre Alastor.
Después de cinco meses de trabajar con él había logrado descubrir varias cosas: era huérfano desde aproximadamente los 16 años, trabajó en la radio de New Orleans durante al menos 4 años, estaba ligado a los bares y clubs cercanos a la estación radiofónica, tiene un corto pero espeluznante historial de crímenes y práctica magias negras.
Aún así le impresionaba lo pacifico que podía ser el paciente, a pesar de no estar bajo alguna prescripción médica o farmacéutica siempre mantenía una sonrisa y una buena actitud. Al menos con el...
[...]
Asomaba su ojito por el agujero de tanto en tanto impaciente, ya casi era hora de su visita y no podía esperar más.
Finalmente Angel entró, regocijado se sentó en su silla, se había acostumbrado a las camisas de fuerza.
—¡Angel! Qué bueno que volviste— saludó alegre
Fue al grano —Alastor, tenemos que hablar—
Ayno...
Palideció ante la orden —¿Q-Que es lo que pasa d-darling?—
Se sentó frente a él y lo miró serio, así como era de tierno era de amenazante —Atacaste a un guardia— dijo señalando una tablilla con el reporte del día —¿Por qué? ¿En qué habíamos quedado?—
Se sentía como perrito regañado —yo...—
—¿Tu que?—
—n-no lo sé, s-solo pasó— dijo agachando la cabeza
—Alastor Bonaventure Elois Fabre, no soy tan idiota como tus anteriores doctores. Dime la verdad.—
—p-pero es la verdad ¿Por qué mentiría?—
Anthony le miró con seriedad, como si estuviera juzgandolo, anotó algo en la tablilla y habló —Bien, si no quieres decirme lo descubriré yo mismo— se levantó de su asiento rumbo a la salida
—¡Espera! ¿A dónde vas?— preguntó alarmado
—Como no quieres hablar tendré que preguntarle al guardia, afortunadamente a esta hora se hace el cambio de turno así que iré hacia allá, quizás me tarde mucho.— dijo a punto de salir
—¡Esta bien, está bien! Hablaré... ¡Solo no te vayas!— rogó el paciente
Sonrió con satisfacción, siempre consigue lo que quiere y Alastor debía tener eso en claro.
—Fue en la mañana, vinieron a dejarme de comer. Le pedí que me dejara salir, para verte... Pero no sé lo tomó bien, quiero aclarar que el comenzó la riña, yo se lo pedí de buena forma— explicó cabizbajo
—¿Y que te hizo pensar que te dejarían salir a verme?— preguntó intrigado
—Pensé que, si decía que iba a ver al doctor que me ayudó con mi buena conducta me dejarían ir—
Anotó la explicación en la tabla —Bien Alastor, a partir de ahora tienes tres oportunidades. Si atacas a alguien más perderás una. Si pierdes las tres lo siento pero renunciaré a tu atención y te atenderá alguien más ¿Está claro?—
—¡Si señor! Digo, Angel— respondió con entusiasmo
Cada segundo de esas entrevistas eran preciados para el.
Gozaba la compañía del doctor, el solo pensar en él le traía una sensación de alegría al corazón.
Y, cada palabra que salió de su declaración era verdad.
Alastor se siente feliz y confundido.
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PACIENTE ZERO [RadioDust]
FanfictionEn el hospital de Saint Louis justo en las afueras de la bella New York de los años 30's se encuentra aquel ser despiadado que con solo un bostezo podría hacer llorar hasta al mismísimo Satanás. ¿Que secretos hay por descubrir? Doctor Anthony March...