Zero

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—Entonces...—Volvió a leer el nombre en el documento —Alastor, ¿Que tal tu día?— preguntó con una sonrisa amistosa

—Oscuro, húmedo y frío, tal como el corazón y conciencia de un pecador debe estar— respondió

Alastor Bonaventure Ellois Fabre, mejor conocido como "El ciervo de Louisiana" o el paciente Zero dentro de él hospital.

Un hombre alto, de piel canela y cabello lacio azabache despeinado. Unos pequeños anteojos de marco dorado resguardaban detrás de sus cristales un par de grandes ojos ambar, pero lo que más llama la atención era su sonrisa.

Una brillante y amplia sonrisa de blancas perlas, amistosa, simpática y siniestra.

No había mucha información sobre el, apenas una ficha con sus datos como nombre, edad y lugar de procedencia, una primera plana de un periódico la cual se veía que se había mojado pues la tinta se había corrido y era ilegible, una fotografía de el mientras estaba en el colegio y una nota que decía "manéjese con cuidado". No comprendió si se refería a los documentos o al sujeto sentado frente a el ahora mismo.

Sonrió con nerviosismo —Bien, creo que podremos comenzar con la entrevista de hoy— se aclaró la voz, acomodó su rosada corbata y habló —Soy Angel, tengo 27 años y vengo del condado de St. Lawrence. Mis pasatiempos son andar por las calles, beber té helado y tocar música— miró al paciente y sonrió —Hablame de ti, Alastor—

El caucásico volteó a verlo, dirigiendo su amplia sonrisa hacia el, sintió escalofríos —Me llamo Alastor, en la escuela solían decirme Ellois pero siendo sinceros ese suena como el nombre de alguien que vende alfombras ¡Jajaja!— dijo con tono cómico soltando una carcajada —soy a penas mayor que tu, solo 5 años y ya siento que merezco mi retiro ¡Pero retiro de este hospital!— volvió a decir comicamente soltando otra risa —Por mi historial ya sabrás de donde vengo— le guiñó un ojo, Anthony lo miro con la ceja alzada y un ligero sonrojo —Disfruto las largas caminatas por el parque, charlar con la gente y hacerla reír, un buen Charleston y escuchar la radio lo cual haría si tuviera...—

—¿Una radio?— interrumpió el doctor

—¡Mis dos manos libres!— respondió con burla haciendo referencia a la camisa de fuerza

Anthony río ligeramente, el carisma del hombre combinado con su jocoso sarcasmo y voz cómica le hacían calmarse de su miedo.

Alastor sonrió más, disfrutaba ver a ese chico reír —¡Y eso que no haz visto mis rutinas de sombras con las manos! ¿Quieres verlas?—

—claro— respondió riendo. Pensó un poco y cayó en cuenta de lo que sucedía —¡Hey! No te quieras pasar de listo conmigo— frunció el seño

El paciente rió —Eres más brillante de lo que pareces pequeño Angel...—

—uh... ¿Gracias?— interrumpió

—Mas que el anterior— musitó en voz baja pero que Anthony logró escuchar

—¿Anterior? ¿C-como que anterior?— y los nervios volvían lentamente

—¡A quien le importa! No es como que puedas revertir lo hecho, si así fuera hubiera...—

—¿Evitado terminar aquí?— volvió a interrumpir

—¡Oh no cariño, eso sucedería de una forma u otra! Yo me refería a que debí de haberla comido mas rápido— exclamó y se relamió los labios en señal de apetito.

Se arrepintió de lo que había pensado hace rato ¡Ese hombre era una bestia!

Sonó la campana que señalaba el cambio de turno, debía irse y mientras más pronto mejor.

Suspiró aliviado —Lo siento Alastor pero es hora de irme— dijo mientras se levantaba de su asiento —Mañana volveremos a vernos—

—Tiene años que alguien no me dice que volverá mañana— rió —¡Hasta mañana Angel!—

—Hasta mañana Alastor— respondió el abandonando la habitación y cerrando la puerta con los mil y un seguros otra vez.

Todo el mundo lo veía con asombro salir en una sola pieza de ese lugar

Volvería mañana, eso era seguro, ese hombre tenía muchos secretos por revelar.

Doctor Angel de vuelta a casa (con vida)

PACIENTE ZERO [RadioDust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora