Capítulo 10. Roto.

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—Esto no está bien —dijo Tony cuando Dante terminó de explicar lo poco que sabía—. Estoy seguro que esa pelirroja tiene algo que ver.

—Sí, ¿qué haremos Tony? —preguntó Joe mientras leía los papeles que le habían dado al chico.

—Primero, ir por el papá de tu chico; segundo, buscarles donde se alojarán estos días y tercero, buscar un buen abogado. Porque seguro que tendremos una batalla en los juzgados... déjame hacer un par de llamadas —Tony se puso de pie y comenzó a hacer llamadas mientras caminaba de un lado para otro.

«Vamos por papá» le comunicó Joe a Dante.

«Vamos por papá» le comunicó Joe a Dante

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—¡Ah! —chilló Dante.

—¡Señor! —gritó Joe.

Luego de darle la noticia del embargo a Tlacaélel este se había desmayado de la impresión. Terminaron otra vez en el hospital. Pero unas horas después él había pedido el alta voluntaria decía que ahora tenía que buscar dinero para rentar una casa y poder pagar un abogado.

—No, por favor señor, deme unas horas —decía Joe preocupado—. Mi amigo Tony está buscando ahora mismo una casa y también un abogado. Somos sus amigos no podemos dejarlos solos. Además... además yo quiero a...

—Hola —jadeó Tony entrando en el departamento. Se cogía el costado—. Ya conseguí un cuarto es pequeño, pero sirve. También un par de amigos que lleven el caso y de hecho ya deben estar haciendo algo.

A los pocos días todos salían del juzgado tras la primera audiencia contra los representantes del banco que aseguraban que ellos habían firmado los papeles libremente, Tlacaélel negaba esto y mencionó a la pelirroja, pero ese dato parecía ser irrelevante.

—Bueno —dijo el abogado amigo de Tony—. Me retiro, estamos pendientes del resultado de la apelación, pero algo sí les puedo decir es que va a ser una larga y costosa pugna.

—Sí, está bien cachorrito —murmuró Tony, pero luego corrigió cuando el chico se puso rojo—. Alexei —carraspeó.

—Bueno hijos, Dante y yo nos vamos, aún tengo que ir al trabajo y ver si no me han despedido. Gracias por todo.

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