Capítulo 24. La antesala del calvario.

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Días después

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Días después...

Tony y Dante llegaron hasta la penitenciaría donde habían encerrado a Joe, debido al tipo de la nueva acusación se le consideraba culpable hasta demostrar lo contrario. Era un lugar gris y lleno de desesperanza, desde afuera parecía una fortaleza o más bien una mazmorra para torturas, al menos así lo pensó Dante desde el asiento del copiloto.

«Espérame aquí. Tengo que hablar con él y con los abogados».

«Pero yo quiero verlo. Necesito verlo. Saber que está bien».

«No puedes. Este lugar tiene reglas y es mejor acatarlas».

«Pero...».

«Pero nada. Sé un buen chico y quédate aquí. Te compraré unas galletas, obedece».

Dante bufó algo irritado. Tony se reunió con los abogados en la entrada e ingresaron al recinto. Tras algunas revisiones de seguridad lograron llegar a la zona de visitas.

―Hola... ―dijo Tony―. ¿Cómo te va?

Meh, he estado en peores situaciones ―respondió Joe desde el otro lado del cristal―. ¿Y Dante?

La zona de visitas estaba dividida en una especie de cubículos, los reos mantenían comunicación a través de un cristal muy resistente. Era una prisión de máxima seguridad lo cual le pareció indignante a Tony pues aún no se le había podido comprobar la acusación. Joe desde el otro lado lucía un traje gris seriado con un número de identificación y un corazón desgarrado y sangrando, le dio una pequeña sonrisa sin ganas.

Tony no pudo evitar pasar por alto los moretones en el hermoso y triste rostro de Joe, tampoco el labio partido, sus ojos se humedecieron.

―¿Qué te hicieron Jirafo? ―Tony cuchicheó preocupado.

―Nada... es sólo que parece que en este lugar aquellos que tienen las manos manchadas de sangre y muerte son los guardianes de la moral y la justicia ―dijo Joe ladeando la mirada y borrando la sonrisa falsa.

―¡Pero si tú no!

―No les interesa ―lo interrumpió Joe―. Eres culpable sí o sí, su deseo de redención es más grande, tienden a olvidar los pecados propios buscando castigar los ajenos, caballeros blancos con el alma negra... no te preocupes Tony, el dinero sigue siendo el mayor poder aún puedo comprar seguridad... ¿qué te pasa? ―se interrumpió al mirar a Tony.

―Te juro... ―murmuró Tony entre lágrimas y con el rostro trasfigurado por la ira―. Que no importa lo que me cueste, te sacaré de esta cloaca y esa perra lo pagará muy caro.

―Tony... ―Joe susurró con un poco de miedo, Tony enojado imponía terror a cualquiera―. Tony, ¿cómo está Dante? Seguro debe tener miedo, debe sentirse solo... Tony cuídalo, no lo pierdas de vista por favor ―Joe sonó alarmado.

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