19. Ser una mejor persona

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Cuando llegamos al bar a pesar de ser más de media noche estaba hasta el tope. Había una larga fila para entrar, era una suerte que yo fuera el dueño de ese bar.

Nos conduje hasta el tercer piso en donde tenía la mejor vistas hacía todos los ángulos posibles, Jahir miró hacía todos lados boquiabierto.

—Realmente esto es como ir a las vegas ¿cierto?— habló emocionado mirando hacía el segundo piso donde estaba completamente lleno de mesas para distintos tipos de juegos y apuestas. 

—Lo es— dije mientras mi pecho se hinchaba de orgullo, esa idea había sido mía y era de las mejores que había tenido.

Comenzamos a beber una botella de bourbon.

—Entonces... ¿estás bien?— preguntó Jahir dándole un trago a su bebida

Asentí sin decir nada, habíamos estado en silencio al menos por una hora. Mi vista estaba enfocada en la botella y en como ésta comenzaba a vaciarse.

—¿Alex?— lo miré fijamente y allí estaba. Jahir era lo más parecido a un mejor amigo.

Antes de ser mi cuñado era mi amigo, habíamos pasado por tantas cosas juntos que jamás olvidaríamos.

—No estoy bien— admití, pero no me hizo sentir bien en absoluto. Mas bien sentí que el peso en mis hombros se hacía más presente y más real.

—Oye— puso su mano en mi hombro —Sé que a veces las cosas se ponen difíciles, pero créeme que siempre hay una salida.

—Lo dudo— gruñí y debí todo el trago que me quedaba en el vaso. —Quería decirle que la amaba, pero no lo hago. No sé si algún día llegue a amarla, pero ya no importa por qué ya se fue.

Jahir sonrió y negó con la cabeza.

—La amas— afirmó con seguridad

—¿Cómo sabes eso?— pregunté con el ceño fruncido

—Porque no te importó si te dolía a ti, la dejaste ir; porque miraste el daño que le causaba amarte. Decidiste dejarla ir y que fuera feliz con alguien más aunque eso significara que fueras desdichado— lanzó un suspiro mirando a la nada, lo que soltó sonaba tan sincero como si él hubiera pasado por algo similar.

—¿Estabas dispuesto a dejar ir a Hailey?— pregunté aunque ya sabía la respuesta

—Sí— respondió sin titubear —Le había mentido y la había cagado tantas veces que me dije a mi mismo que su vida iba a estar mejor sin mí— sonrió irónico —Pero aún así fui egoísta e hice lo posible por mejorar y ser una mejor persona para poder estar a su lado.

—¿Y eso está bien para ti?— inquirí

—Por supuesto— me miró confundido —¿Por qué no iba a estar bien?, ella no me pidió cambiar. Yo lo hice porque fue mi decisión.

—Pero cambiaste por alguien y...

—Si Tamara es la mujer correcta, créeme que tratar de ser una mejor persona no es un sacrificio sino hacer lo correcto— me dio un par de palmadas

—No estoy seguro si puedo cambiar por ella o por alguna mujer— sacudí la cabeza

—¿Qué tal si tratas de cambiar por ti?— alzó las cejas —Ese seria un buen comienzo.

Asentí sonriendo.

—A veces desearía haber tenido una familia normal y no la que tuve, al menos mi madre me hubiera enseñado a como respetar a una mujer y mi padre me habría enseñado a como ganarme su corazón— no esperé a que Jahir me sirviera más alcohol, le quité la botella y bebí directamente de ella.

Mi vida era una mierda, pero Jahir tenía razón. Tenía que comenzar a cambiar por mí, después de eso ya pensaría que hacer.

Sólo esa noche me iba a permitir ahogarme en alcohol y al siguiente día sería un hombre nuevo que lucharía por ser una mejor persona, alguien más amable y digno de que alguna mujer me amara.

Después de un rato de estar bebiendo como si al día siguiente hubiera alguna escasez de licor sugerí a mi cuñado bajar al segundo piso para ir a apostar.

La emociones de Jahir eran cada vez más claras en su ebrio rostro, su emoción por jugar no podía notarse menos.

—¿Contra quién jugaremos?— preguntó en voz baja mirando a su alrededor.

Había hombres de seguridad por todos lados ya que había gente muy influyente por doquier.

Me encogí de hombros y bebí un trago de whisky que llevaba conmigo.
Sentí una mirada penetrante en mi nuca haciendo que me girara.

En un sillón alejado de las mesas de juego podía ver a un hombre sentado observándome con frialdad, no parecía personal.
Apartó la mirada de mí cuando una chica a su lado comenzó a jalar su brazo con desesperación.

Me di la vuelta y seguí mi camino, Jahir se sentó en una mesa y comenzó a jugar con varios hombres.

Quise sentarme a un lado de él, pero una pequeña palmada en mi hombro me hizo girar.

Una mujer que no me llegaba ni al hombro se paró frente a mí con una gran sonrisa.

Fruncí el ceño, era la chica que estaba con el tipo del fondo.

—Hola señor, soy Iris— su sonrisa se amplió y me tendió su mano diminuta.

No la tomé ni respondí simplemente me quedé mirándola sin ninguna expresión.

—Lo siento, sé que suena mal, pero ¿sabe? Mi novio me dejó jugar libremente con quien quisiera y usted parece un buen contrincante— habló emocionada

—No juego con niñas— me di media vuelta, pero la escuché carraspear.

—Solo una ronda y usted decide si quiere seguir jugando con esta niña— la confianza de la chica hizo que sintiera curiosidad.

Yo no era un buen jugador, en absoluto incluso nunca me había dado curiosidad por apostar, pero en ese momento me pareció buena idea.

Asentí, —Está bien, aceptó.

Mi ojos buscaron de nuevo al novio de la chica, sus ojos estaban fijos en nosotros. Un destello de diversión en sus ojos verdes me indicó que no estaba preparado para lo que vendría después.

No dejé de beber en ningún momento y poco a poco me di cuenta que no era una chica con la que estaba jugando, estaba jugando con un demonio que ahora estaba exprimiendo hasta mi alma en el juego de póker.

En algún momento de la noche, el novio de la chica decidió intervenir diciendo que era suficiente. Balbucee unas palabras de agradecimiento, pero dudaba que me hubiera entendido siquiera.

Estaba tan ebrio que mi cabeza daba vueltas, me recosté sobre la mesa y cerré los ojos.

Una parte que estaba consciente en mi cabeza me preguntaba sobre dónde estaba Jahir, no recordaba a verlo visto en las últimas horas ¿o sí?.

Mi mente estaba inundada de alcohol casi al 90%, no recordaba la última vez que había bebido tanto.

Tal vez había sido cuando Hailey se enteró de la verdad, o cuando me dejó en el hospital y salió llorando a mares. Incluso puede que haya sido durante el tiempo que pasamos separados.

Poco a poco los recuerdos comenzaron a dispersarse.

Ya no tenía ningún pensamiento coherente, fue entonces que me sumergí en una oscuridad profunda que me abrazaba y me perdía en ella.

Al final miré a una chica de cabellos castaños que me sonreía y me acariciaba la mejilla. Sabía que no era real, pero una parte de mi se sintió en paz.

~Todo por ti~  #HW2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora