Conociendo el mundo

199 12 0
                                    

  Abro los párpados léntamente, tratando de acostumbrarme a la luz. Me siento mareada y un horrible dolor me recorre toda la espalda, pero no es nada que no pueda soportar.

  Una vez logro acostumbrarme a la luz, miro a mi alrededor. Estoy en una gran habitación muy bien iluminada gracias a un enorme ventanal por el que entra a raudales la luz propia de las tardes verano, rodeada de camas con sábanas blancas  y mesillas con algún que otro medicamento que no logro reconocer. Es la enfermería; y a mi lado está Gabriel sobre una silla. Se lo ve cansado, pero al menos se a lavado y cambiado de ropa.

-Hola.-Me saluda nada más fijarse en que he despertado.-¿Qué tal te encuentras?

-No muy bien. ¿Qué a pasado?-Pregunto tratando de incorporarme.

-No tan rápido.-Me lo impide él.-Aun no estás recuperada del todo. Y hablando de ello...

  Me recuesto otra vez sobre la cama mientras mi amigo va a buscar algo, que después descubro que es una botella cuyo contenido usa para llenar una cuchara. A continuación mete esa cuchara en mi boca y me obliga a tragar el líquido: sabe amargo y a flores podridas (el como lo sé es una larga historia).

-Puaj.

-Anda no te quejes, gracias a esto, en una media hora estarás como nueva.-Replica sentándose de nuevo en la silla.-Y en cuanto a que paso... Por lo que me dijiste, mataste a un demonio Kuri, pero este te clavó uno de los colmillos de sus pinzas. Vale, para que te sirva de ahora en adelante, esos colmillos tienen veneno. Y muy corrosibo además.-Suspira y se pasa una mano por el pelo, alborotándolo más todavía.-Las runas no pueden hacer demasiado contra eso, así que te tragimos lo más rápido posible al Instituto para que te curasen.

  Yo asiento y trato de asimilar que era verdad la existencia de la araña gigante.

-¿Y qué explicación has dado?-Pregunto al cabo de unos momentos.-Porque no es muy normal que te ataque una araña enorme con veneno corrosibo. Además, no saben aún lo de que soy nefilim.

  Él se sonrroja y mira hacia otro lado.

-Bueno, ahora tu tío si.-Lo miro queriendo asesinarlo.-Pero le he hecho jurar por el Ángel que no diría nada. Y él a sido quien te a curado.

-¿Por el Ángel?-Repito.

-Sí, ya sabes, quien dió a... Nuestro creador, por así decirlo, te lo explicarán después.-Vuelve a mirarme.-Por cierto, a partir de mañana, podrás asistir a todas las lecciones impartidas por el Instituto, a parte de las de manejo de armas.

  Yo asiento y nos quedamos callados. Poco a poco me va desapareciendo el dolor de la espalda y la sensación de mareo. Y, tal como dijo él, aproximádamente una media hora más tarde ya estoy recuperada.

-Ven, los demás querrán ver que tal estás.-Dice Gabriel ropiendo el silencio y levantándose de su silla.-No saben nada de tí desde anoche, y por lo que sé Sam estará encantado de tener noticias. Estaba bastante afectado.

  Yo me levanto. Cuando dejo al descubierto mi pierna, veo que tiene un vendaje. No es nada aparatoso, pero está un poco manchado de sangre seca. Y al ponerme en pie me duele un poco, y como tengo por costumbre, hago una pequeña mueca.

-Creo que debería cambiar esa venda antes.-Sugiero volviendome a sentarme en la cama.-¿Y cómo es que no están aquí también? Supongo que si los dejarán entrar.

-Y de echo los dejarían entrar, si no fuera por la pequeña razón de que, al tener una parte demoníaca, no pueden estar en los lugares consagrados como cualquier tipo de templo y, además, los Institutos.-Responde dejándose caer otra vez en la silla.-Por eso no estánn aquí. Pero por suerte, en todos los Institutos existe un lugar llamado Santuario.

La caja metálica-(Cazadores de sombras) (LCM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora