Counstar

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Y al fin llegó el día de la fiesta. Enfundada en mi traje, y junto a mis tíos, a Gabriel y a Eric, salimos del Instituto rumbo a Counstar. Mis tíos van de una pareja de campesinos medievales del norte de Europa; y Eric de centauro (y debo admitir que le queda genial, y no me estoy fijando solo en sus abdominales perfectos).

  Sam prometió pasar por nosotros para llevarnos a la fiesta, ya que es un lugar casi exclusivo de los subterráneos y ninguno sabemos dónde está. Él lleva un traje de caballero victoriano, con un monóculo que le queda muy gracioso en el ojo.

-Vale... Haber, ¿sabéis esa sensación de vértigo que suele dar viajar por los portales?-Pregunta al resto de nefilim que van conmigo nada más entrar al coche. Ellos asienten.-Vale, puesto va a ser como lo mismo solo que de cinco veces seguidas.

-¿Pero el sitio ese no está en Madrid?-Pregunta Eric.

-Me temo que está en el Reino de las Hadas.-Contesta Sam.-Solo se puede acceder de esta forma. Lo bueno es que no es un lugar controlado por la Reina Seelie.

-¿Quién?-Pregunto.

  Haber, he visto suficientes pelis como para saber algo de los portales, pero ese nombre no lo he oído en mi vida.

-La soberana de las hadas.-Responde Gabriel.-Muy guapa, debo decir, pero muy traicionera.

-¿La habéis visto?-Pregunto muy entusiasmada de repente. 

  Nunca he visto a un miembro de la realeza en persona, mi experiencia se limita a la tele, las revistas y algún periódico.

-Si.-Responde él con la mirada perdida de cuando estás recordando algo.-Una experiencia que prefiero no repetir. Y un consejo: NUNCA comas comida de hadas, a menos que quieras correr en ropa interior por todo el Retiro con helado en el pelo en pleno Diciembre.

-Y tampoco comas comida que te ofrezcan las hadas en su reino.-Añade Eric.-Sino, te obligan a quedarte para siempre.

-Me está empezando a caer mal.-Digo algo pensativa.

  Al menos, observando a Valadía, se que todas las hadas no son así.

-Preparaos.-Advierte Sam.

  Y en una décima de segundo, siento una sensación extraña en todo mi cuerpo, acompañada por una horrorosa sensación de mareo. Por las ventanillas solo se ve un extraño desfile de luces de todos los colores. Y esto se repite otras cuatro veces, con paradas de medio minuto (cronometrado) de por medio. Al fin, llegamos a un hermoso claro de hierva verde y flores de un alucinante color azul celeste. Y sería genial si no estuviera a punto de vomitar.

-Ten.-Sam me tiende una bolsa.

  No se cuando han bajado los otros del coche, pero ahora solo estamos él y yo. La acepto en seguida y, mientras él me sujeta el cabello, echo todo dentro de la bolsa. En serio, es lo más vergonzoso que creo que he hecho en toda mi vida. Y ya es definitivo: odio vomitar delante de la gente (como es obvio que le pasará a la gran mayoría de la población mundial), y más si esa gente son personas que me importan demasiado.

-Gracias.-Digo al terminar.

  Ato un nudo a la bolsa (por razones obvias) y caigo en que no tengo ni idea de qué hacer con ella, pero él me la quita de las manos y, de alguna forma, la hace desaparecer. Después tira de mi fuera del coche y nos dirigimos un poco más allá del claro, justo en el límite de este con un pequeño monte.

  Hay mesas con aperitivos y bebidas esparcidas de forma que abarcan buena parte de la vista, con gente pululando al rededor. Y justo en el centro se alza una enorme carpa blanca, donde Gabriel dijo que Abril pensaba realizar un desfile de disfraces por sorpresa ( aunque ya lo sabía todo el mundo, pero fingiríamos para hacerla feliz).

La caja metálica-(Cazadores de sombras) (LCM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora