La caja metálica-(Cazadores de sombras) (LCM #1)

El fin está en la cima

  A la mañana siguiente nos pusimos en marcha temprano, demasiado para mi gusto. Sam y Victoria ya habían entrado en el todoterreno antes del amanecer, y esperaban ansiosos a que los demás llegáramos. Y en cuanto a los lobos que nos acompañarán a la cueva... Bueno, con el único que no tuvimos ningún problema fue con Rob.

-¡Yo soy quien debe ir!-Está gritando una chica de unos treinta años en este momento.-Era su mejor amiga.

-No, ¡quien tiene que ir soy yo!-Réplica un chico de no más de veinte.-Soy quien mejor se conoce la zona.

-¡Yo tengo más experiencia!

-¡Yo mejor olfato!

-¡Vasta!-Ruge Rob.

  El silencio se hace en el campamento, y todos los presentes nos giramos en su dirección. Su cara dice mucho de lo molesto que está.

-Todos deberíamos tener la oportunidad de vengarla, pero sabéis que no es el camino.-Dice con calma pero voz fuerte.-Por lo cual, elijo que sean Juan, por su experiencia en la lucha con los demonios, y a Amatista, por su olfato y por todo lo que a demostrado pese a ser tan joven, los que vengan con nosotros. El resto, cuidaos entre vosotros como siempre hemos echo.

  Todos asienten conformes, y dos figuras surgen de entre el gentío. La primera es un hombre de unos treinta años, pelo negro azabache, piel oscura y ojos totalmente negros, con una enorme cicatriz que atraviesa el derecho hasta la barbilla. La segunda es una chica de apenas diecinueve, rubia, tez clara y enormes ojos azules. Su expresión es seria y calculadora.

-Muy bien, ya podemos irnos.-Anuncia Rob.

-¡No!-Se queja Kay.-Aun no me e despedido de Katie.

-¿Quién?-Preguntamos todos al unísono.

  Él, con expresión de suma tristeza, saca de su bolsillo una pequeña cucharilla de yogur a la cual abraza emocionado. Todos nos lo quedamos mirando si comprender, y él tan solo se limita a ignorarnos.

-Repetiré la pregunta, ¿quién?-Dice la chica rubia... Amatista.
-Ella.-Dice Kay mostrándonos la pequeña cuchara.
-¿Y por qué no llevas a Katie contigo?-Sugiere Amatista algo brusca.
  Kay la mira asustado, como si aquella idea fuera inconcebible.
-¡Pero qué dices! Podría doblarse, o peor, ¡mellarse!-Exclama mientras abraza fuertemente la cucharilla.
-¿Y si la dejas aquí?-Sugiero todo lo amablemente que puedo.-Ellos la cuidarían por ti. Y después, cuando volvamos, pasamos por aquí y la recoges.
-¡Qué buena idea! ¿Cómo no se me había ocurrido antes?-Y feliz echa a correr hacia una de las cabañas, probablemente de la que había sacado a Katie.
  Al fin, tras esa pequeña pausa, nos ponemos en marcha. Juan es quien conduce, Amatista y Rob van a su lado. El resto vamos atrás. Yo voy mirando por la ventana, mientras muerdo la uña de mi pulgar con nerviosismo.
-Eh, tranquila.-Me consuela Sam sujetando mi mano para evitar que llegue a la cutícula.-Ya casi ha terminado. Y ellos seguro que están bien.
  Me sonríe, y yo le devuelvo la sonrisa agradecida. Mientras tanto, Gabriel y Abril se han enfrascado en una especie de competición por quién dice la tontería más grande. Pero cuando solo llevamos media hora de camino, el todoterreno se para en seco.
-¿Por qué paramos?-Pregunta Victoria.
-No hemos sido nosotros.-Se justifica Juan.-Ha sido el coche. Es como si derrepente no tubiera gasolina.
-¿Y no será que te olvidaste de recargar antes de salir?-Dice Gabriel como opción.
-No, yo mismo me encargué de revisarlo.-Explica Rob negando con la cabeza.-Es imposible que sea por eso.
  Todos nos miramos extrañados y decidimos bajar para revisar el exterior del vehículo. Primero revisamos que no sea nada del depósito, y después vamos revisando el resto.
-¡No tiene nada!-Exclama Valadía.-Es como si se hubiese evaporado.
-Es que es justo lo que ha pasado.-Confirma Donatello, quien había estado revisando el camino por el que habíamos venido.
  Todos dejamos de revisar el vehículo y nos acercamos a él.
-¿Qué quieres decir?-Pregunto.
-Eso, que alguien ha hecho que se evapore toda la gasolina.-Responde él.
-¿Un mago?-Vuelvo a preguntar, él asiente.-¿Y qué mago querría chafarnos el viaje?