Aquella noche no volví al Instituto, no me sentía cómoda allí. Vicky me ofreció una habitación, y pasé la noche en su casa junto con los demás.
A la mañana siguiente fui con Abril y Donatello a buscar la casa del mago que mencionó Alfonso la noche anterior. ¿Spiro? ¿Sparto? No recuerdo el nombre. Me habría gustado que también vinieran los demás, pero Victoria y Sam, dado su condición de vampiros, no podían; y Valadía tenia que ir a buscar la cosa que mencionó Vicky la noche anterior, y eso al parecer la llevaría toda la mañana.
Antonio nos había dado la calle en la que estaba, pero no sabia su dirección por lo que tendríamos que buscarla nosotros. Además, dado que al parecer solía recibir muchas visitas, teníamos que concertar una cita con antelación si queríamos hablar con él está noche, aunque en este caso tuvimos que concertarla con su "secretaria".
Abril fue la primera en ver la casa. Era un chalet de tres plantas, con un triste jardincito descuidado a la entrada. Cuando llamamos a la puerta, nos recibió una chica que desprendía un fuerte olor a vainilla. Nos invitó a pasar.
Al principio, dado que estaba a la sombra, no pude verla bien, pero una vez dentro casi la confundo con uno de los muchos cuadros de la decoración, más que nada por su ropa.
Llevaba un body negro dos tallas más pequeño de lo que debería, palabra de honor y con un escote del que estaban a punto de salirse los pechos, además de ser un poco transparente en algunos puntos. Su pelo rosa larguísimo y liso resaltaba en su tez morena, y sus ojos verde hierva nos miraban divertidos mientras nos indicaba que la siguiéramos a una especie de despacho. Abril y Nat se la quedaron mirando embobados, y tuve que darles un codazo en las costillas a cada uno para que empezarán a seguirla.
La seguimos por un largo y oscuro pasillo, decorado con cuadros con escenas... bastante subidas de tono. Fui mirando al suelo durante todo el trayecto. Al llegar al despacho, nos indicó que nos sentásemos en unos lujosos sillones de terciopelo rojo con incrustaciones de pequeñas calaveras de oro.
-Soy Jeanie.-Se presenta ella.-¿En qué puedo ayudaros?
-Nos gustaría saber si seria posible concertar una cita con tu señor para esta misma noche.-Contesta Abril.
Antes de entrar habíamos acordado que hablaría ella. Además, me habían advertido que, en el improbable caso de que nos atendiera él, no me mostrase asustada por sus gustos. Y en ese momento, tras haber visto el pasillo y a Jeanie, entendía a que se referían.
-¿Y con qué tenéis pensado pagar?-Pregunta ella con una maliciosa sonrisa, en tono de burla.
-Rosas de cristal.-Responde Abril jugueteando con su collar de plástico.
A ella en seguida se le borra la sonrisa.
-Veré que puedo hacer.-Contesta, y sale de la habitación atropelladamente.
-¿Rosas de cristal?-Pregunto, girándome hacía mis compañeros.
-Cuando muere un hada, tiene la elección de derramar hasta cinco lágrimas en la tierra por sus seres queridos.-Me explica Nat.-Después de haber tocado la tierra, esas lágrimas se transforman en unas rosas tan transparentes como el cristal. Son muy codiciadas por los magos dado su escasez y nuestra enemistad con las hadas.
Justo en ese momento, entró Jeanie de nuevo. Estaba bastante seria.
-Podéis venir a partir de las once, si no tenéis inconveniente.
-Nos parece bien.
Una vez fuera de esa casa, tanto Abril como Donatello me obligaron a ir de compras porque "dudaban mucho de que tuviera la ropa adecuada para el encuentro". Así que, el resto de la mañana y parte de la tarde la pasamos recorriendo tiendas.
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La caja metálica-(Cazadores de sombras) (LCM #1)
FanfictionMe llamo Sophie y soy totalmente humana, o eso pensaba. Mi historia comienza con la desaparición de mis padres, justo el día de mi cumpleaños, lo que me obligó a moverme hasta Madrid, ya que mis tíos son mi familia más cercana. Allí descubrí que e...