Y se que divierte verme vertiéndome, Siento este miedo y tú seguirás riéndote, Viéndome haciendo que sienta que mi escape siempre se aleja, Y tú sigas jodiéndome, Haciendo mi vida imposible, Haciendo lo posible por hacerme daño.
Dante - El monstruo del armario
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— Odio no poder retrasar esto más tiempo —murmuró Jongdae, con clara desaprobación en su rostro.
Estaba molesto, pero Jongin lo tenía agarrado de la mano con fuerza para evitar que se levantara. Tao le sonrió tratando de tranquilizarlo, demostrándole con su mirada que él estaba totalmente de acuerdo con lo que estaba pasando y con lo que seguiría después de eso.
— Ya lo retrasaste demasiado —se quejó Kris.
— No lo suficiente...
— Está bien, Dae. —Le dedicó una sonrisa que lo hizo desistir, se relajó sobre el asiento y se liberó de la mano de Kai— Quiero esto.
— No, quieres vengarte — cerró sus ojos por un momento—, pero no sabes en manos de quien te está poniendo.
— Sigo aquí.
— No planeo esconderte nada —rugió Jongdae, recibiendo un golpe de parte del moreno.
— Jongdae...
Después del susurro de Tao, todos se quedaron en silencio, simplemente mirándose, Kris tenía una expresión burlesca.
— Sólo vas a lograr que Kris se enoje y Tao va a tener que pagar por eso —habló Jongin contra su oído, asegurándose de que nadie más lo escuchara.
— Lo siento —dijo mirando al mayor— Me quedaré callado.
Tomó todo de él no fruncir el ceño cuando lo miró sonreír victorioso, quería irse, pero Tao seguía mirándolo como si lo necesitara ahí y no pensaba dejarlo en ese momento.
— Bien. —Empezó a hablar Kris— Tenemos que comenzar esto lo antes posible, acabar con Zhoumi es lo primordial.
— Si no nos apuramos, ese bastardo seguirá jodiéndonos la vida —continuó Jongin, entre sus manos sostenía una pequeña navaja con la que jugaba tranquilamente— Tenemos que arrancarle la cabeza cuanto antes.
— Como sabemos, la pieza principal para acabar con él eres tú Tao. —El nombrado asintió lentamente— El plan de como lo haremos no está claro aún, lo principal es entrenarte y evitar que te mate, de lo cual, por supuesto, me encargaré yo.
— Zhoumi no se va a enterar de que yo estoy aquí, ¿verdad?
— Claro que si, me encargaré de que lo sepa —se burló Kris, recargándose en el respaldo de la silla— Me voy a asegurar de que sepa que me estoy follando a su ratoncito.
