No sé en quién confiar cuando yo... Me miento y no puedo manejarlo ¿Por qué pierdo tanto tiempo en cosas que no puedo arreglar? Todas estas cosas que tengo dentro no las puedo olvidar Pensé que podía dejar pasar esto Pero no sabía que sería así.
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Fue más difícil de lo que creyó.
Darle al blanco no era tan sencillo como pensó, menos teniendo a Kris detrás de él, acariciándolo y besando su nunca, recordándole una y otra vez que solo debía darle y así podrían ir a la habitación.
Fueron alrededor de siete u ocho intentos y por suerte, justo cuando comenzaba a desesperarse, logró darle, la bala atravesó a la altura del cuello y Kris susurró un "bien hecho, pequeño" sobre su oído antes de cargarlo y comenzar otro intenso beso.
Les costó bastante ir a la mansión y realmente no fueron capaces de llegar a la habitación, así que terminaron haciéndolo en el sofá. Y mientras montaba al mayor, se permitió olvidar todo por un momento, mientras era follado hasta el cansancio.
Pero ahora, de nuevo se encontraba solo. En la oscuridad de su habitación. La ventana se encontraba abierta y el viento helado golpeando en su cuerpo desnudo lo hacía temblar, no sabía en que momento había perdido la conciencia y no se había dado cuenta de que el mayor lo llevó a su habitación. Gimió moviéndose incómodo, podía sentir sus muslos pegajosos y su espalda baja punzando.
Debía haberle dicho que no cuando le preguntó si quería que siguiera. Pero le había resultado imposible no suplicarle por una vez más.
Haciendo una mueca, se levantó de la cama y caminó hasta el baño, necesitaba demasiado una ducha. La profunda oscuridad fuera le hacía pensar que posiblemente era muy temprano en la madrugada, lo más seguro era que todos se encontraran dormidos, así que no podía bajar por algo para comer. Aún no se sentía en confianza para hacer algo como andar por la casa él solo.
No le quedó otra opción que esperar a que alguien más despertara para poder saciar su hambre. Después de ducharse, se vistió con su ropa interior y una de las camisetas de JongDae.
Suspirando, peinó su cabello con sus dedos y se sentó sobre el marco de la ventana, balanceándose entre la seguridad de su habitación y la oscuridad de la noche. Echando la cabeza hacia atrás, comenzó a tararear una canción mientras cerraba sus ojos. En ese momento el frío ya no parecía importarle.
— ¿Piensas saltar?
Justo cuando comenzaba a relajarse, Tao escuchó la pregunta formulada en un pequeño grito, por la sorpresa dio un salto, tuvo que aferrarse con fuerza al marco para evitar caer al vacío. Sosteniendo una mano sobre su pecho, miró hacia abajo.
Ahí estaba ese hombre de nuevo, el que pasaba el tiempo sentado sobre el muro mientras fumaba. Ahora estaba parado debajo de su ventana, su cabeza levemente inclinada hacia arriba para poder verlo. Llevaba un arma en una de sus manos y un cigarro en la otra, llevó este último a sus labios y le dio una calada, con media sonrisa.
