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— ¿Por qué piensas que va a ser así? —Gruñó el menor, bastante molesto al verse inmovilizado por el cuerpo del mayor— No puedes simplemente llegar y reclamar mi cuerpo como si fuese tuyo.

Kris lo levantó del sofá y lo lanzó a la cama con fuerza. Tao gritó por la sorpresa cuando su espalda chocó con brusquedad contra el colchón, pero, antes de poder protestar, un enorme cuerpo ya hacía sobre él, presionando para que no pudiese moverse.

— ¿Qué es lo que esperas entonces, princesa? —Susurró contra su oído, sus dientes comenzaron a jugar con la piel del cuello contrario, mordiendo constantemente— ¿Quieres que te lleve a cenar y te traiga flores todas las noches? —Rió sin una pizca de gracia y se alejó un poco de él, sólo lo suficiente como para lograr verle el rostro— No te confundas. No trato de conquistarte, eres lindo y me gusta tu cuerpo, no pretendo quedarme contigo. Voy a follarte una vez y después te desecharé para traer al siguiente.

Sonrió con burla ante la expresión molesta del menor y lo besó, tomó sus manos y las inmovilizó sobre su cabeza, evitando que tratara de alejarlo. Tao comenzó a patalear, intentando golpearlo, pero simplemente lograba que el agarre en sus muñecas se volviera doloroso y el beso más duro.

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando el hombre sobre él comenzó a morder su labio inferior, lastimándolo hasta el punto en que ambos lograron saborear la sangre.

— Te recuerdo que tengo novio —jadeó el menor cuando por fin se separaron, una macabra sonrisa surcó los labios contrarios.

— Puedo enseñarte lo que es tener un verdadero hombre entre tus piernas...

— Para ser un verdadero hombre, tienes que comenzar con no obligarlo a nada —rugió Jongdae entrando a la habitación, seguido del moreno. 

Kris bufó molesto y se apartó, acomodando su ropa cuando estuvo de pie. Tao se mantuvo quieto, mirando el techo sin atreverse a hablar o siquiera a moverse, estaba bastante asustado, varios imágenes llenaron su memoria, recuerdos de lo que pasó antes, provocando que las lágrimas salieran una tras otra.

— Vamos —habló Jongin, tomando del brazo al mayor, quien de un rápido movimiento se apartó y salió de la habitación dando zancadas.

Tao lloriqueó alejándose cuando sintió una mano tocar su pierna— Tranquilo...

Ese susurro lo trajo de nuevo a la realidad, borrando esas malditas imágenes y concentrándose en el rostro de Jongdae, quien parecía bastante preocupado. 

— Hey, está bien.

El menor aceptó el abrazo que el otro le ofrecía y se acomodó entre sus brazos, acurrucándose en su pecho.

— Todo estará bien —aseguró, acariciándole el cabello con ternura.

— No quiero esto, jamás pedí esto —sollozó, aferrándose a la camisa del contrario—  Yo no quería esta vida, fueron ellos, ellos me obligaron. —Jongdae simplemente se atrevió a asentir, no quería hablar, Tao se veía realmente mal y sabía que preguntando a que se refería, sólo lo haría sentir peor— Tengo hambre —gruñó después de unos minutos, cuando logró calmarse, el contrario sólamente rió.

Tomando su mano con cuidado de no lastimarlo más, tiró de él, cuando el menor miró que se dirigían a la salida de la habitación, se detuvo.

— No creo que a él le agrade que salga —susurró, maldiciendo internamente por estar asustado.

Tanto que había jurado no dejarse intimidar por nadie, y ese maldito logró asustarlo. Ni Zhoumi logró hacerlo sentir ese dolor en el estómago al desobedecer, no quería que Kris se enojara. 

Cruel (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora