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Me dijiste que no llorara cuando te marcharas
pero el sentimiento es tan abrumador
es demasiado fuerte
¿Puedo recostarme a tu lado?
Junto a ti
Y asegurarme de que estás bien...

Sam Smith -Lay me Down

— Prometiste que me llevarías a ver a Sehun

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— Prometiste que me llevarías a ver a Sehun.

Irrumpir en la oficina de Kris realmente lo aterraba en demasía, pero necesitaba despejarse un poco, salir del maldito encierro al que se había visto sometido los últimos días, y que mejor manera de distracción que una platica con su mejor amigo.

Sentía la inmensa necesidad de disculparse, rogarle incluso de rodillas que le perdonara la manera en que le habló anteriormente, quería explicarle el por qué se había desparecido tan de repente -aunque lo había hecho con anterioridad- y por qué se iría de nuevo.

Necesitaba tenerlo cerca al menor por unos minutos, sólo así podría seguir soportando ese maldito infierno.

— ¿Por qué insistes tanto en verlo? —Ni siquiera levantó la mirada de los papeles en su escritorio, siguió leyendo y anotando como si el menor no se encontrara frente a él tratando de hablar.

Simplemente le restó importancia. Eso claramente molestó a Tao, pero se forzó para no dejarlo ver, no lo ayudaría en nada comenzar una discusión con el hombre.

— Necesito estar con él —comenzó a explicar, mirando sus piernas moverse inquietas— Aunque sea un momento. —Sonrió con anhelo y tragó saliva antes de susurrar:— necesito pedirle perdón...

Pudo escuchar una leve risa, que a pesar de ser bastante baja, tenía un claro tono de burla. Dejó de mirar el suelo, levantó la cabeza con el ceño fruncido y le sostuvo la mirada al hombre, quien ahora parecía estar prestándole atención.

— ¿Qué es tan divertido? —Interrogó con voz anodina.

Volvió a reír, Tao estaba comenzando a perder la paciencia y parecía que Kris quería jugar un poco.

— ¿Por qué pedirle perdón? —Se apresuró a hablar cuando notó que el menor abría de nuevo la boca, éste selló sus labios, confundido por la pregunta. Divertido, se levantó de su asiento y rodeando el escritorio, se acercó a él— ¿Por qué no simplemente permites que te odie? así dejará de amar a alguien que evidentemente no lo merece.

Tao bajó la mirada nuevamente, bastante intimidado ante la cercanía del hombre. Una presión se instaló en su pecho ante lo dicho, presionando con fuerza e impidiéndole respirar, con un visible temblor en los labios, gimió:— No quiero que me odie... 

— ¡Claro! —Vociferó asintiendo con la cabeza, tomó la barbilla del menor y lo obligó -no de manera ruda- a levantar la mirada, cuando sus ojos se encontraron, sonrió de lado— Olvidaba eso que tenemos todos los humanos, —Rió— la estúpida necesidad de que nos amen los demás, el deseo de sentirse necesitado y querido, esas ansias de pertenecer y claro —se inclinó quedando a su altura y sobre sus labios murmuró:— ¡no quieres perder a la única persona que te ama!

Cruel (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora