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Ni siquiera se atrevió a levantar la cabeza cuando escuchó que abrían la puerta. No quería que lo vieran de esa forma.

Por qué si, había estado llorando por lo que calculó fueron unos quince minutos, no quería estar ahí. En cierto punto de arrepentía de haber salido de la casa de Sehun, haber escapado de sus brazos.

Pero prefería eso a ver lastimado al chico que tantas veces lo había protegido.

— Te he traído algo para que comas.

Gruñó cuando escuchó la voz de Chen, al saber que era él, se atrevió a mirarlo, frunciendo el ceño al ver una charola con diferentes platillos.

— Debes alimentarte bien y... Uh. —El chico se quedó callado al ver las mejillas del contrario mojadas.

— Me he quedado sin apetito —susurró. Apretó los labios al ver el rostro del otro cambiar— Pero, aún así, gracias.

— ¿Sabes? —Se sentó junto a él y le acarició las mejillas, borrando sus lágrimas— No te mentiré, lo que pasarás aquí será duro. Kris no es alguien con quien quieras tratar. —Sonrió un poco y se acercó a su oído— Estés bien o mal, a él no le va a importar.

— ¿A que quieres llegar con eso? —Se atrevió a decir después de unos minutos de silencio, su acompañante sonrió.

— Que te recomiendo que comas y te cuides bien. Un pequeño error podría significar tu muerte. —Tomó la charola y la puso frente a él— Me caes bien, no quiero que mueras.

Tomó un poco de comida y la llevó a los labios del menor, pero éste se alejó, recibiendo un gruñido de arte de Chen.

— Coopera —dijo apretando los dientes con fuerza, Tao se sintió por un momento intimidado, mordió su labio.

— ¿Podrías desatarme? —Suplicó, mirando las marcas en sus muñecas— Siento que quedaré sin manos.

Jongdae lo dudó por un momento, pero ¡Mierda! Él no es tan malo como Kris, y podía ver el dolor en el rostro de Tao cada que se movía, además, pequeñas gotas de sangre resbalaban a lo largo de sus brazos.

— Lo haré... —Suspiró y tomó las llaves dentro de su chaqueta— No intentes nada, ¿bien? Quiero ayudarte, pero si me haces enojar, no dudaré en volarte la cabeza.

— Está bien.

Soltó un suspiro cuando sus muñecas quedaron libres, al tocar las heridas, sintió un fuerte ardor que lo hizo fruncir el ceño, Chen sonrió a modo de disculpa.

— Come un poco, ahora me encargaré de curarte.

Asintió lentamente y obedeció al instante, miró al chico salir de la habitación y pensó seriamente en escapar.
Pero sabía perfectamente que no podría ganar una lucha contra ellos tres juntos y podrían matarlo sin siquiera dudar, o en el peor de los casos, lo volverían a atar.

Su estómago ardió cuando el primer bocado pasó por su garganta. Tenía bastante hambre.

— ¿Puedo saber qué decía el mensaje?— Jongdae habló al volver a entrar, dibujando una pequeña sonrisa al notar que el menor le había hecho caso y ahora degustaba la comida que se había encargado de preparar.

Muy al pesar de Kris, por cierto.

— No es tu asunto. —Apretó los labios ante la manera cruda de decirlo.

Tao carraspeó incómodo cuando la mirada del otro se centró en él, con un toque curioso e interesado, como si el de ojeras fuera una maravilla.

— Eres... —Susurró, pensando en la manera de decirlo sin que se enoje, rió un poco— increíble.

Cruel (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora