09

266 32 4
                                    

Jongdae y Jongin se miraron por unos segundos, con una mueca en su rostro, parecían bastante confundidos. Tao se encontraba sonrojado y con la mirada en el suelo, esperando a que los otros dos hablaran.

— En un rato te traeré un poco de ropa para que puedas ducharte —murmuró, después de haber aclarado la garganta ruidosamente— Estarás un tiempo aquí, hasta que Kris decida qué haremos.

Sonrió de medio lado, antes de que abandonara la habitación tirando del brazo del moreno, dejando al menor sólo. Simplemente los miro salir, en completo silencio, cuando la puerta estuvo cerrada, soltó el aire contenido, y sin saber exactamente qué hacer, se recostó de nuevo y cerró los ojos con fuerza, tratando de obligarse a dormir.

Kris escuchó los pasos apresurados en las escaleras y gruñó, tirándose en el sofá, dispuesto a ignorar a los dos idiotas que tenía por amigos.

— Estoy esperando que me des una explicación —aseguró Jongin cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

Kris desvió la mirada del televisor y miró al otro con burla— Yo estoy esperando que dejes de ser tan insoportable, y ¿adivina qué? —Fingió demasiada alegría, levantándose del sofá— No ha pasado.

Se dio la vuelta y estuvo apunto de salir de ahí, hasta que la voz de Jongdae lo detuvo a medio camino.

— Siempre has sido impulsivo —susurró, su mirada estaba perdida, tratando de cuidar sus palabras, sabía que si se equivocaba, lo haría enojar y eso no es bueno para nadie— Pero, Yifan... pasaste de atacar sin remordimiento a besar a tus víctimas, ¿en serio?

Pudo escuchar un pequeño gruñido antes de que la puerta fuese azotada con fuerza.
Los dos que quedaron ahí se miraron entre sí por un momento, de nuevo confundidos por la actitud de su jefe.

— Algo no va a salir bien de todo esto —gruñó el moreno, y se tiró al sofá.

— ¿Cuándo algo sale bien con Yifan? —Cuestionó Jongdae con un enojo evidente.

Se dio la vuelta y salió dando zancadas.

— Dramático.

Rodó los ojos al escuchar un portazo, y bufando lo más ruidosamente que pudo, se levantó con lentitud y caminó de la misma manera hasta la habitación del de sonrisa gatuna.
No se preocupó en llamar a la puerta, simplemente entró como si fuese su propia habitación.

Jongdae, desde la cama, lo miró acercarse sin decir nada— Vamos, bebé —susurró, acomodándose sobre el cuerpo del otro— Cuéntame que sucede —habló contra su oído y comenzó a dar besos por todo su cuello— Relájate y cuéntale a Kai que es lo que pasa. —Movió un poco su camiseta, para poder besar su hombro.

— No jodas. No estoy de humor. —Jongin, al escucharlo frunció el ceño y se sentó sobre su cadera, mirándolo mal.

— Habla.

— Estoy cansado de que personas inocentes sufran a causa de toda esta mierda —se quejó, dibujando un lindo puchero, el moreno sonrió.

— Es nuestro trabajo, Jongdae —aseguró, encogiéndose de hombros.

A Jongin no le importaba en absoluto que las personas murieran y eso podía verse por sus tranquilas y despreocupadas expresiones, eso hizo enojar al mayor, él estaba preocupado por el chico que mantenían cautivo y eso al otro le daba igual. Comenzó a moverse con enojo, tratando de quitarlo de encima.

— ¡Entonces, tal vez ya no me gusta este trabajo! ¡Yifan está haciendo mal! —rugió, quedándose quieto al momento que analizó bien lo que acababa de decir.

Cruel (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora