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Los días pasaron con lentitud y sin nada interesante que contar, o por lo menor así es como lo veía Tao.

Porque Jongdae le contaba sus emocionantes trabajos de todos los días y la manera en que se divertía fuera de esa mansión.

Sí, como él si puede salir.

Casi dos semanas de estar encerrado en su habitación, sin realmente nada que hacer, sólo ver por la ventana, lo cual le incomoda después de unos minutos por la penetrante mirada del guardia que siempre está cuidando esa zona de la casa.

Kai o Chen le llevaban la comida a su habitación, y al salir de ésta cerraban con llave desde afuera, éste último le decía que no se preocupara, pronto saldría de ahí.

Se supone que lo tenían ahí para poder acabar con Zhoumi, pero encerrado no podía hacer nada y eso lo ponía de malas.

A Kris no lo ha visto desde aquel día donde intentó matarlo y terminaron en una situación un tanto extraña. Y siendo sincero, no tenía el valor de preguntarle a Jongdae el por qué ni siquiera se había asomado a lo que ahora era su celda.

Lo único que le impedía morir de aburrimiento, era el chico de sonrisa gatuna, quien se la pasaba con él, o bueno, no tan así.

Al parecer, el "jefe", o sea Kris, les había prohibido abrir la puerta de la habitación, solamente tenían permitido hacerlo para llevarle comida. 

Odiaba a ese hombre por prohibirle salir, pero en cierto punto le agradecía haberlo puesto en una habitación con baño y una ventana, de no ser así, sería asfixiante y un gran problema.

Por esa razón, Jongdae se sentaba fuera de la habitación, con su espalda recargada a la pared y hablaba con Tao. Le contaba lo que hizo en el día, y a pesar de que buscaba cualquier oportunidad para burlarse de él por estar ahí, era una gran ayuda para que el menor pudiera soportar eso.

Hablaban de la vida de Tao, como eran las cosas antes de verse secuestrado por Kris. 
Y aprendió algo al hablar el hombre, ¡jamás preguntar algo sobre su vida!

La única vez que lo intentó, Jongdae sin decir absolutamente nada, se levantó del suelo y se fue, dejándolo solo de nuevo, ese día nadie le llevó comida y al siguiente, fue Kai quien se encargó de eso, por que el otro no quería hablar con él, ese día fue horrible, se quedó sentado junto a la puerta, con las piernas contra su pecho y su rostro oculto en sus rodillas todo el día, fue doloroso después, pero quería creer que Jongdae iría ese día.

Así que prefirió no hablar de eso.

— ¿En qué tanto piensas? —Escuchó al otro lado de la puerta, suspiró y cerró sus ojos.

— Estoy malditamente aburrido, Jongdae —lloriqueo, escuchando la risa del nombrado.

— Kris dijo que hoy hablaría contigo —aseguró, sin darle mucha importancia, pero los ojos del menor se abrieron demasiado y sintió su corazón acelerarse.

¿Qué mierda le pasaba?
¿Tanto miedo le tenía a ese bastardo?

— Tal vez empezará tu entrenamiento, sigo en contra de eso, pero bueno. —Escuchó ruido fuera de la habitación y supuso que Jongdae estaba apunto de irse— Ten mucho cuidado, él no es... sólo ten cuidado.

— ¿Te vas? —Susurró haciendo un puchero, no quería estar sólo de nuevo.

— Tengo que ir a hacer un trabajo —murmuró y luego comenzó a reír— No es bueno con las excusas. —Se agacho y por debajo de la puerta pasó unos pequeños dulces que había comprado para el menor y golpeó la puerta como despedida— Quiere que me aleje de ti —susurró para sí mismo antes de irse, pero ¡joder! Tao logró escucharlo.

Cruel (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora