Tú pasas tu vida en un sueño del que no puedes escapar Porque vives tu vida en un coma, nunca estás despierto Si abrieras los ojos, entonces quizá verías lo que está en juego Estás durmiendo, durmiendo.
NF - WakeUp
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— ¿Cómo permitiste que le dijera todo eso?
Kris rodó los ojos cuando al entrar a su casa escuchó la furiosa voz de Chen, se había levantado del sofá y acercado a hasta él para acariciar la mejilla de Tao, quien aún se encontraba inconsciente en sus brazos.
Tanto él como el moreno se habían quedado en la mansión y desde ahí, monitoreaban todo para que no saliera nada mal en su pequeño paseo. Al parecer, Zhoumi no había advertido su presencia en el hospital y Chen se tomó el tiempo de vigilarlos.
— Necesitaba información —fue lo único que se molestó en decir, y dándole un golpe con el hombro, se dirigió a su habitación.
El también estaba bastante molesto por lo que esa mujer había dicho, pero a raíz de eso podía deducir una que otra cosa de la turbulenta infancia del pequeño Tao. Lo dejó sobre la cama, observando con el ceño fruncido como gemía inconforme y buscaba acurrucarse contra una almohada.
— Maldito niño.
— ¿Quieres calmarte? Me mareas —Gruñó Kai, lo tomó del brazo para que se detuviera y tiró de él para que cayera sentado en el sofá.
Con un bufido molesto, lo empujó para que se alejara de él y negó— ¿De qué sirve que lo lleve para que se relaje si Kris cada que puede lo atormenta con su pasado? —Kai se encogió de hombros y él suspiró— Es horrible verlo derrumbarse por sus recuerdos.
— Está aquí en calidad de prisionero, aún si no lo parece —dijo finalmente— Esto pasa porque así debe de ser.
— Nadie merece ser atormentado por su pasado, mucho menos si no es su culpa.
Dicho esto, recargó la cabeza en su hombro y cerró los ojos, soltando un ruidoso suspiro. Kai apretó los labios y lo rodeó con sus brazos, ambos conocían el sentimiento y aunque él en algún punto logró sobrellevarlo, Chen se había encerrado constantemente en su sentir y vivía atormentado.
— No puedes salvarlos a todos —susurró acariciando su cabello, Chen gruñó y escondió el rostro en el cuello del moreno— Chen —lo llamó, cuando salió de su escondite, lo tomó por las mejillas— No creo que alguien pueda salvarlo a él.
Dándole un fuerte golpe se levantó y con pasos furiosos, comenzó a caminar hacia las escaleras, pero la voz de Kai lo hizo detenerse.
— Eso pasa con las personas que están condenadas, Chen —le gritó— No pueden ser salvadas.
