Capítulo 8: Todo se puede malinterpretar.
Alan.
Un gemido.
Luego otro, poco más como un resoplido.
Abrí mis ojos haciendo mi mayor esfuerzo. El dolor de cabeza era insoportable. Las consecuencias de beber tanto.
Otro resoplido. Miré el techo confundido, un techo que para nada era el de mi habitación, este estaba pintado de un color ocre. Lo que me llevo a analizar la situación. No volví a mi casa anoche y por lo visto no estaba solo en la habitación, alguien me acompañaba y para colmo estaba aferrada a mi torso. Ahora la cuestión era quien, porque estaba claro que era una mujer. Habrá sido con Gema, la chica pelinegra con la que estuve hablando un rato, o con la rubia curvilínea. En estos momentos todo se encontraba borroso.
Incliné un poco mi cabeza intentando no moverme mucho para no despertarla. Su cabello café oscuro estaba desparramado por su rostro por lo que era difícil identificarlo, igual descarté la posibilidad de las dos chicas. Pero luego estaba ese olor a vainilla mesclado con algún tipo de fruta que era inconfundible, se trataba de Leyla, y de repente todas mis alarmas se activaron. Tensé mi cuerpo y ella se movió. Sus ojos se comenzaron a abrir y al instante yo cerré los míos. Sentí como se despegó de mi al segundo de darse cuenta y emitió un gritico ahogado. Ella no se esperaba esto, al igual que yo.
Entreabrí un poco mis ojos para ver la escena de Leyla mirando su cuerpo por debajo de las sabanas (que por cierto estaba en ropa interior) y como su vista se dirigió a mi entrepierna que solo se encontraba cubierta por unos bóxers. La escena se podía malinterpretar claramente. Se puso de pie de inmediato tapada con las sabanas que ahora ya no estaban sobre mí y donde se podía observar con mayor claridad lo apretada que se encontraba la tela en la zona baja.
Hice un mayor esfuerzo para recordar lo sucedido ayer. Después de que termináramos el juego Leyla bebió de más, y yo me ofrecí a llevarla a una habitación, ¿Por qué me ofrecí? Bueno igual, en cambio que ella por lo menos me podía mantener en pie. Luego nos dirigimos en silencio a la habitación, espera, hay un error aquí. Leyla nunca se quedaba callada y mucho menos estando borracha. Volví a repasar los hechos, y claro, ahora recuerdo todos los chistes inapropiados que hizo sobre mi polla, y sobre que era un calenturiento salido. También recuerdo que los deseos de dejarla tirada en una esquina invadieron mi cuerpo, pero hice un gran esfuerzo por continuar.
Cuando llegamos a la habitación comenzamos a reinos por algo que había dicho. Era de esperarse viniendo de Leyla, pero ahora no recuerdo que era exactamente. Luego entre tantas risas hubo un momento de seriedad en el que Leyla se aferró a mi antebrazo y justo cuando iba hablar expulsó en un segundo todo lo que había bebido en tres horas sobre mí. Tuve que calmarme un segundo para no vomitar yo también antes de dirigirme al cuarto de baño para poder limpiarme. Me quité la camisa y la enjuagué en el lavado hasta que no quedaba rastro de vómito y justo cuando salgo listo para irme me encuentro con la escena de Leyla tumbada en la cama en ropa interior. Podría haber interpretado que era un claro ofrecimiento si no fuera por el mínimo detalle de que estaba completamente dormida.
Lo otro que recuerdo es que me acerqué a ella para taparle, y entre tanto balbuceo de su parte me tomó de la mano y me aló provocando con ello que callera encima de ella. Rodé sobre la cama quedando tumbado a su lado, e hice un gran esfuerzo por levantarme pero mi cuerpo no sedía. Luego comencé a decir cosas sin sentido antes de quedarme completamente dormido. Y bueno, supongo que los vaqueros me los quité a media noche.
-Alan -me mantuve quieto para que pensara que seguía dormido, y con algo suerte se fuera. Así no tendría que dar explicaciones respecto a lo de ayer, pero eso no sucedió, en cambio de eso gritó mi nombre antes de que una almohada impactara en mi cara.
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¿Tu orgullo besa mejor que yo? |✔
Teen FictionSepan que es mentira que el orgullo mata, pues aqui estoy escribiéndoles esto. Soy Leyla Rogers, la típica orgullosa de manual. Tampoco soy tan complicada, solo que prefiero odiarte antes que decir que te amo. Mi vecino no será la excepción, antes m...