Capítulo 3: Te prohíbo que me prohíbas algo
Leyla
Ya no sabía detrás de que esconderme. Todo era un escondite perfecto, los floreros, las personas, los libros y puede que uno que otro lapicero ¿El motivo?, un cierto individuo pegajoso, o por lo menos así fue como quedó después de bañarlo en malteadas, convertido en un delicioso postre alto en azúcares y lactosa.
Me había pasado todo el maldito día intentando ocultarme de Hell. Saqué mis libros del casillero mirando alarmada hacia los lados, acordándome como intenté sonar segura con Alan cuando en realidad me estaba cagando del miedo ¿Por qué no pienso antes de hacer las cosas?, es que esta ocasión lo ameritaba, pero de solo pensar en lo que podría estar pasando por el retorcido y minúsculo cerebro de Hell me ponía los pelos de punta. Su cabello oscuro hizo presencia en el angosto pasillo, y obviamente Alan y Wes estaban con él. A lo lejos se veía que Alan y Hell platicaran, incluso que discutieran por algo. Wes estaba callado, solo asentía en algunas ocaciones o se reía, era como si le estuviese importando tres hectáreas de verga lo que estuviesen hablando o discutiendo sus dos amigos.
Y no pude evitar recalcar en sus aspectos, al igual que Hope a mi lado, y bueno, puede que todos los individuos que se encontraba precisamente en ese lugar. La apariencia de Alan solo decía algo, fiestas y mujeres. El rostro de Hell dibujaba un claro "no te interpongas en mi camino porque te pateo". Y Wes, Wes era solo Wes, todavía no entendía porque estaba con los sin cabezas de sus amigos, pero eso no quitaba lo bien que se veía con su pelo enmarañado, o con esa polera verde remarcando el color de sus ojos.
Tres eran en conjunto una perfeccion, es que vamos a ver, ¿qué grupo conformado por tres no es perfecto? En la literatura te podía decir perfectamente a los hermanos Hidalgos y a los Cash, solo que los S.A.D no eran hermanos y de paso eran una reverenda popo en todos los aspectos compararlos con ellos, es que ya lo decían, las expectativas en los libros es enfermiza luego de encontrarte con esta plasta de realidad.
Su popularidad se basaba solo en el escándalo, que nadie te engañe diciéndote que porque eran unos excelentes deportista o por nada relativamente bueno. Todo había surgido un día en una de las innumerables peleas de Hell, en los que se vieron implicados Alan y Wes para separarlos. Hubo muchos golpes ese día, y luego de todo ello solo lucían como si no hubiesen recibido ni un rasguñito. Después de eso fueron inseparables, a veces me sorprendía la facilidad de los hombres para hacer amigos.
Los ojos de Hell pasaron de estar sobre los de Alan a estar buscando algo, o a alguien entre el gentío. Al instante me oculté en el costado de uno de los casilleros (otro de mis escondites).
-¿Qué haces? -Hope inclinó su cabeza como una especie de cachorro intentando descifrar el comportamiento de su estúpido dueño.
Coloqué un dedo sobre mis labios indicándole que se mantuviera callada, y luego de unos segundos proseguí.
-¿Ya se fueron? -articulé con los labios para que me entendiese.
-¿Quiénes?
-Shhh, Los S.A.D -susurré y ella se rió.
-¿Sigues con eso de llamarlos así? -de toda una vida, o por lo menos desde que los conozco. Me asomé comprobando si estaban y al ver que no, hablé.
-Tengo que protegerme del inexpresivo prepotente.
-¿Hell?, no tienes que ocultarte. Solo intentabas protegerme, a tu manera pero lo intentaste.
Si claro, dile eso a ver si se apiada de este ser.
-Recuérdamelo más tarde cuando intente suicidarme.
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¿Tu orgullo besa mejor que yo? |✔
Teen FictionSepan que es mentira que el orgullo mata, pues aqui estoy escribiéndoles esto. Soy Leyla Rogers, la típica orgullosa de manual. Tampoco soy tan complicada, solo que prefiero odiarte antes que decir que te amo. Mi vecino no será la excepción, antes m...