Las decisiones y la profecía

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Harry tenía las cosas claras, sus ideas en orden, sus objetivos bien fijados y sus seguidores se encargaban de, sutilmente difundir su forma de pensar, sembrando la semilla de la duda. Ellos tenían en claro que su maestro no era purista, al principio les había molestado, pero luego, cuando se dieron cuenta de que sus planes eran mayores decidieron aceptar, ya que, la mayoría tenían padres mortifagos y cuando cumplieran la mayoría de edad, inevitablemente, deberían ser leales a Voldemort... Pero ellos estaban dispuestos a morir por esa causa, una, que revolucionaria el mundo mágico, una que los iba a inmortalizar, por haber sido quienes pelearon contra la pureza e impureza.

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Harry se encontraba ahora solo, en su habitación, pensando en su tercer año, en el beso que Tom Riddle le había dado en la mejilla. Los profesores no van a Hogsmeade con sus alumnos el día de sus cumpleaños, dijo una voz en su cabeza, sonrojándolo. Estaba cien por ciento seguro de que los profesores hacían esas cosas, ni mucho menos besaban las mejillas de sus alumnos... acaso... ¿él era especial para Tom? No podía negar que el pensar que era importante para su profesor le había hecho sonreír y le había acelerado el corazón... acaso... podría ¿seducir a Tom? ¿Intentar averiguar qué es lo que trama? Podría aprovechar y besarle... pero... no tenía ningún tipo de experiencia... necesitaba leer, sí. Se levantó de la cama, se puso un pantalón negro y una camisa verde dispuesto a ir a la biblioteca. Sus seguidores ya habían sido marcados, la mayoría lo resistieron bastante bien, pero Pansy y Astoria habían llorado, por lo que había tenido que parar varias veces, ellas y Milicent, quien no había llorado, estaban ahora en cama con unas líneas de fiebre.

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Leyó muchos libros románticos, de cómo besar, de cómo tocar, y algunos de relaciones íntimas, había pasado horas en la biblioteca, pero había sido bastante patético, ya que, en la mayoría decía las cosas buenas, divertidas, excitantes y daba las sensaciones que las personas sentían... No mencionaba como hacerlo bien, en que no equivocarse... o que no hacer, ¡era estúpido! Solo en algunos manuales de cuidados sexuales más amplios explicaba los cuidados, los errores comunes, juguetes, ayudas y explicaba en detalle cómo brindar placer usando las manos y la boca...

— ¿Qué lees?— preguntó una voz a sus espaldas, una que conocía muy bien, por lo que él se sonrojo violentamente, cerrando el libro de un golpe.

— Es de mala educación interrumpir a la gente, así como lo es hablar sin anunciarse— dijo con fingida molestia y la ceja alzada, Poer revolvió su cabello y se sentó a su lado.

— ¡Oh vamos! ¿Me vas a ocultar cosas a mí? Dime qué leías— pidió subiendo y bajando las cejas.

— Nada— mascullo sonrojado.

— Estabas con algo de la sección prohibida— aseguro el mayor con una sonrisa ladina.

— Nah, ya leí la mayoría, no hay anda interesante, excepto quizás de Runas— dijo con una mueca de desagrado y vio a Poer contener la risa.

— No esa, sino esa— susurro, señalando la sección de la que él había tomado todos los libros.

— No— contestó el manteniendo una expresión hermética

— Si... vamos... ¡¿Para que los necesitas?! ¡Tienes a todo Hogwarts detrás de ti!— él se rió descolocando al ojiverde, quien pestañeo con incredulidad.

— ¿Perdona? — el ojiverde creyó haber escuchado mal

— Así es Harry, tienes a todo el alumnado murmurando por tus hermosos ojos, tú cabello alocado, tu elegancia natural y t-tú... cuerpo— susurro lo último.

Infernais (𝙩𝙤𝙢𝙖𝙧𝙧𝙮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora