Los ojos mercurio lloraban. Los ojos miel lloraban. Los ojos grises lloraban.
Dos bandos lloraban por diferentes motivos, el cielo estaba oscuro, la naturaleza parecía percibir que el mundo mágico había perdido a un Ángel, a un ser de luz, pero luz tan cegadora que se volvía oscura... Las rosas blancas reposaban en el frío mármol, todos lo miraban con ojos vacíos, sin creer que los sucesos.
— Lo recuerdo bien, si, una persona honorable, siempre dispuesto a ayudar a los suyos, aunque no lo pareciera, con su elegante andar, su porte aristocrático, el no querría que lloremos, el querría venganza, sangre, y que sigamos adelante, por lo tanto, hay que honrar su memoria— Severus se limpió la lagrima traicionera que bajaba por su mejilla al verse invadido de los recuerdos —Aún recuerdo el día que lo conocí, si, un Slytherin a toda norma, astuto, visionario, inteligente, y con una sed de poder insaciable. Hoy despedimos a un amigo, uno que peleo hasta el final, muriendo por su causa, y con honor— Snape alzo su varita al cielo con una sonrisa triste
— Un hombre sin igual, uno que era simplemente increíble, pero me temo que este mundo era muy poco para alguien como él, y no lo supo apreciar, pero aun así el luchó por hacer de esta sociedad una mejor, con honor— hablo Lucius, alzo la varita imitando a Snape, para luego volver a sentarse
— No hablaba mucho, era reservado, era un verdadero Ángel, un ser de otro mundo, al principio, no estaba interesado en conocerlo, pero padre me habló de él, y n-nuestro p-primer encuentro siempre vivirá en mi memoria. Él era un ser que había formado una dura coraza para no ser lastimado, pero cuando nos abrió, y nos permitió la entrada, vimos a un verdadero hombre de oro, que c-cuidaba se los suyos, con una mente maravillosa, que ahora vive en nosotros. Un hombre que creo su imperio sin necesidad de violencia, el solo hecho de v-verlo y escucharlo te hacía desear quedarte a su l-lado—Draco se bajó, sollozando, para luego alzar su varita, gesto que todos imitaron, todas las varitas apuntando al cielo conjurando el encantamiento de oscuridad, y esta se hizo, dejando al mármol blanco brillando, alumbrado por las velas blancas que reposaban en él, junto con las rosas. Y luego de las condolencias, la gente se fue yendo de a poco, dejando a una última persona sola, mirando la lápida.
Dos palabras. Dos lágrimas. Un amor.
Había sido un idiota por precipitarse al acto sin evidencia, y lo único que lo hacía sentir un poco menos mal era que Albus Dumbledore había sido brutalmente torturado y asesinado.
Su amor había muerto por su culpa, de forma lenta y agonizante, frente a sus ojos, por lo que sollozo aún más.
Una varita. Un hechizo. Una vida. Su amor, lo había visto caer a sus pies aquel día, mientras que había tratado de salvar su vida, él había tratado de salvar la suya. Recordaba haber cerrado los ojos, esperando lo inevitable, pero luego lo había visto, y había querido protegerlo... Había visto la vida dejar esos ojos tan hermosos... esos ojos que lo habían vuelto loco desde el primer día en el que los había visto, así como había podido sentir el pulso dejar su cuerpo... Y recordaba haber llorado, aunque él jamás lo hacía porque sabía que el llanto no solucionaba las cosas, por lo que le parecía realmente estúpido llorar por algo así. Algo como la muerte, después de todo llorar no lo iba a traer de vuelta. ¿Por qué llorar por algo que no tiene solución? Pero ahora nada le importaba... Todo podía irse al carajo. La logística, la Aritmancia, las Runas, las opciones, la aristocracia, todo podía joderse. Porque el dolor, era tan fuerte, que estaba dispuesto a asesinar a quien fuera, con tal de tenerlo a su lado de nuevo, eso podía soñar egoísta, pero era un Slytherin después de todo, y siempre que había querido algo lo había tenido. Y era por eso que lloraba, porque él siempre había conseguido los medios para obtener su fin, como buena serpiente, pero esta vez no había nada que hacer. Él estaba muerto.
Pero él no quería, no, el necesitaba sentir sus besos en el cuello, sus abrazos, oír sus gritos, sus quejas, tocar su cuerpo, lo necesitaba a su lado. Quería poder tener la certeza de que al volver a su habitación él lo estaría esperando, que aunque fuese dormido, el estaría ahí... Por momentos creía que era una broma, y que el saldría de la ducha con la toalla sensualmente atada a la cintura como siempre, y lo besaría, le diría que había sido la mejor broma, que chocaría los cinco y harían el amor... Pero no sería así, porque había muerto frente a él, y él había llorado en su rostro.
Los ojos azules se alzaron y miraron la lápida. Dos palabras y un nombre.
— Te amo, Harry Potter— leyó en voz alta.
— Yo también amor—se contestó a sí mismo, ajeno a la presencia detrás de él, que lo observaba con ojos verdes...
****
El tiempo pasó, y justo como había prometido, Tom se había convertido en Ministro de Magia, por su Harry, había cambiado las leyes, haciendo nuevas, para desligarse del mundo muggle, por Harry, Tom había cambiado el programa de estudios de Hogwarts a uno con enfoque más gris, por Harry, había abierto un orfanato mágico, por Harry. No podía dejarlo atrás, ni quería, ni sabía cómo, porque todo lo que el necesitaba en este mundo, era a su Harry, al dueño de su corazón, el cual se sentía pesado cada vez que oía su nombre ser pronunciado como otro nombre más, como otra persona más, cuando él era mucho más que eso, él era amor de su vida, su pareja, su compañero, su todo.
Fue por eso, que a cuatro meses, y con la herida aun fresca, escribió la carta:
Lamento tener que dejarlos, pero ya no puedo vivir así, no soy capaz de hacerlo, no sin amor, sin mi amor, el día que lo vi partir, una parte mía se fue con él, mi felicidad, parte de mi alma me fue arrebatada este día, hace cuatro largos meses. Harry James Potter Volant, es, fue y va a ser el único amor de mi vida y dueño de mi corazón, y pueden criticar nuestra relación cuando yo ya no este, pueden decir que era mayor, y que era ilegal, y todas las estupideces que quieran, porque no me importa, ya nada me importa. Porque ustedes no tienen idea lo que fueron estos meses, cada día mi corazón dolía, y se rompía un poco más al saber que no era ninguna broma, y duele al saber que él se ha ido. Y quizás estoy siendo cobarde y egoísta, por tomar la decisión que estoy tomando... pero después de todo soy, y siempre seré una serpiente, ya que él siempre fue el león. No soy valiente, no soy capaz de vivir en un mundo en el que no vea esos ojos verdes, y estoy desafiando su deseo, ya que él me dijo una vez, que si moría, que quería que yo viviera por él, que me enamorara de nuevo, que viajara, que sonriera y que gritara... pero no puedo ni tomar agua sin pensar en Harry. Así que hoy escribo esto con una sonrisa, sabiendo que cumplí con muchos de sus objetivos, y si bien los abandonaré, no quiero que lloren por mí, porque ya soy feliz. Lloren a los vivos, no pierdan tiempo en llorar muertos, yo ya perdí demasiado en eso...
Tom Marvolo Riddle, Ministro de Magia
Suspiro y la dejo en su escritorio, las otras copias las mandó a Sirius, a Lucius y a Snape, el sabía que ellos estarían enfadados y dolidos, porque estaba siendo un cobarde, pero no podía vivir sintiendo como una parte de su alma el faltaba. Se ajustó la corbata, y miro a la multitud desde arriba, todos esperaban el importante discurso del Ministro Riddle, hoy, a cuatro meses cumplidos de la muerte de Harry Potter, el niño-que-vivió.
— Te amo— susurro al viento otra vez, y quizás, fue su falta de sueño, o de cordura, pero pudo jurar que alguien soplaba en su oído Te amo, y él se vio envuelto en ese aroma que solía sentir cuando estaba a su lado, libros, menta y frío. Harry, su Harry, por lo que apoyo su varita en su pecho y pronuncio
— Avada Kedavra— la luz tocó su tórax y cayó, desde, como peso muerto, desde lo alto del techo del Ministerio.
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Infernais (𝙩𝙤𝙢𝙖𝙧𝙧𝙮)
FanfictionHarry James Potter, toda su vida había sido planeada por el como si fuese una marioneta, pero ¿Que pasaría si se liberara de los hilos y no fuese lo que todos esperaban? Harry no encajaba con lo que ellos necesitaban... ¿Y que pasaría si Tom Riddle...