¿Quien eres?

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Las puertas se abrieron con un estruendo, dejando ver a Tom Riddle en sus mejores ropas negras tomando de la cadera a una segunda persona, un cuerpo de metro setenta, túnicas elegantes, cabello marrón y máscara de oro.

— ¿Un nuevo miembro Tom?— cuestiono Avery, mientras el aludido y su compañero se sentaban en la silla de la cabecera, el nuevo integrante en el regazo del ojiazul.

— ¿Una pareja?— cuestiono Abbott alzando la cejas, Harry pudo ver inmediatamente el parecido que tenía con su hijo, no solo físicamente, eran... iguales, el mismo tono burlón y coqueto, además de una estela casi igual...

— El, es mi compañero, y tiene tanta autoridad sobre los mortifagos como yo, por lo tanto, quiero que lo respeten— ordeno besando el cabello azabache.

— ¿Quién eres?— pregunto Snape, dirigiéndose al extraño

— Soy Harry, Harry Potter— dijo con una sonrisa y se sacó la máscara de oro, todos los hombres jadearon de sorpresa.

— ¿¡Te coges al niño-que-vivió!?— se burló Abbott.

— ¡No seas salvaje! Él es mi compañero, además, aún es pequeño— dijo abrazando a Harry, quién frunció el ceño.

Ya van a creer que te estoy corrompiendo— siseo Riddle

Oh cariño, ambos sabemos quién corrompe a quién— siseo en tono burlón el ojiverde.

— Intius Abbott— se presentó uno estrechando la mano de Harry.

— Anton Avery— habló otro.

— A mí y a Severus ya nos conoce— dijo Lucius, el menor asintió en su dirección.

— Bueno, en lo que quedamos anteriormente, el Ministerio, necesita un nuevo Ministro de Magia, secretario y consejeros—comentó Riddle y luego de un poco de conversación, todos aplaudieron, menos Harry.

— Faltan dos años para las elecciones— le dijo el ojiverde y el mayor sonrió.

— Lo sé, pero no hay candidatos dignos— se burló y todos sonrieron.

— Yo voy a postularme Riddle—desafío el menor a lo que el contrario sonrió.

— Ya me lo esperaba Potter— le dijo Tom.

— Yo ganaré y te haré ilegal— retó Harry.

— Yo ganaré y te quitaré todo tu oro— habló Tom.

— Conseguiré mas, y ganaré y te enviaré a Azkaban— amenazó el más bajo, Tom entrecerró los ojos, pero no dijo nada

— ¿Y tú... tienes amigos?— interrogó Intius.

— ¿Que si tengo seguidores? Si, los más leales e inteligentes: Jacob Avery, Theodore Nott, Akit Lestrange, Blaise Zabini, Norman Pucey, Draco Malfoy, Adrián Abbott, Nicolás Rosier, Pitt Rowle, Milicent Bulstrode, Pansy Parkinson, Stephan Carrow, las hermanas Greengrass y los hermanos Travers— hablo con una sonrisa ladina y todos quedaron estupefactos, la sonrisa socarrona de Intius había desparecido.

— Vaya, ¿Y tienes un objetivo? ¿O lo siguen por qué si?— fue Snape quien pregunto esta vez.

— Un objetivo bastante similar al de Tom, pero mejor— fue todo lo que dijo.

— ¿Y como se representan? ¿Tienen un dibujo común?— Fue Lucius quien pregunto esta vez, temiendo la respuesta.

— No, tenemos nuestra marca, de nuevo, mejor que la de Tom, un espiral Celta, elección democrática y nos hacemos llamar Infernais— dijo con orgullo y mostró el tatuaje en su bíceps, dejando Tom atónito, por lo definidos que eran los músculos del ojiverde...

— ¡Mi hijo se hizo un tatuaje sin permiso!— hablo Malfoy molesto

— Ese tatuaje los salvó muchas veces— intervino Harry visiblemente ofendido.

****

Luego de unas horas más de charla, Tom dio la reunión por concluida y luego de saludar a todos, se apareció junto con Harry en su habitación.

— ¿Cuáles son los planes ahora?— interrogó el más bajo, mientras se sentaba en el escritorio.

— Tu— fue todo lo que dijo el mayor, y luego se paró entre las pierna de más joven para luego besarlo.

— T-tom... ¿C-cuando seré tuyo?— preguntó. Contra los labios del mayor, para ser besado con rudeza, por lo que movió sus manos hasta la camisa ajena, desabrochándola torpemente

— Aun eres pequeño, ¡Apenas tienes dieciséis! ¡Y yo treinta y cuatro! Estoy esperando a que tengas diecisiete— le explico el ojiazul, el cual se abrocho la camisa, separándose del menor. Menor, esa palabra sonaba en su mente, cada vez que pensaba en las cosas que quería hacerle. Menor, se decía a sí mismo, tratando de recordarse que no debía, que debía esperar

— Pero si me sigues besando así...— pidió haciendo un puchero

— Lo sé esmeralda, y créeme cuando te digo que no hay nada que desee más, pero aún eres pequeño— insistió Tom besando su cuello, ambos totalmente vestidos

— ¿De verdad vas a ir por el puesto de Ministro de Magia?— interrogó Riddle.

— ¡Sí! Desde que estoy en s-segundo año que lo tengo claro, s-se bien que cambios haré—presumió el azabache con sonrisa socarrona, mientras Tom atacaba su cuello

— ¿Qué haremos con el viejo? — preguntó el ojiazul.

— No lo sé, no podemos fingir odio eterno, es decir era un buen plan pero a corto plazo, hay que averiguar la forma d— Harry se vio interrumpido por unas manos que lo sujetaron de la cadera firmemente.

— A largo plazo... podríamos hacerle un juicio, podrías decir que tú me perdonaste porque yo te dije que estaba ebrio y no lo recordaba, o que a la poción se le fue el efecto— comento, hablando sobre los labios del menor, de forma que sus alientos de chocaban, por lo que Harry inconscientemente entreabrió la boca y se acercó más a Tom, quien vio la boca de Harry y acariciando sus caderas con el pulgar se acercó a besarlo, su lengua exploró la boca del azabache, sus lenguas bailaban juntas, se apretaban, se entrelazaban, subían y bajaban, hasta parecía que se acariciaban. Las manos del menor fueron a la cintura del contrario, moviendo los dedos, acariciando por debajo de la camisa, pero Tom no perdió tiempo y pasó sus manos a los muslos del ojiverde, haciendo caricias sobre la tela, apretando, provocando, subiendo las manos peligrosamente cerca del miembro del menor, hasta que inevitablemente lo rozó con la mano.

— Ahh— gimió Harry arqueando la espalda y el más alto decidido que era momento de finalizar con el asunto antes de que no pudiera controlarse y terminara tomando a Harry en ese momento, quien se rió.

— ¿M-miedo al éxito Riddle?— interrogó el más bajo con burla, pero aún con la respiración algo agitada.

— Ya te lo dije antes— susurró Tom y se fue dejando al menor frustrado, quien sabía que no tendría nada hasta sus diecisiete, pero le gustaba jugar con fuego y decidió que ese no sería su último acercamiento...

Infernais (𝙩𝙤𝙢𝙖𝙧𝙧𝙮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora