Identidad

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Petrificados. Era la palabra que más se escuchaba en los primeros días de Marzo, ya que, al parecer había algo suelto que petrificaba alumnos y alumnas de todas las casas, siendo la casa con más baja la de Gryffindor, por lo que ellos, apuntaron de primera mano a los Slytherin, como era de esperarse, pero las acusaciones fueron disueltas por el profesor Snape, quien había impuesto un toque de queda estricto con el fin de que ninguna de sus serpientes resultara herida, y con el doble fin de controlar que no fuese alguno de ellos el responsable de los petrificados, pero por suerte ninguno había salido fuera de los horarios impuestos, por lo que los Slytherin habían quedado libres de culpa y cargos.

Al principio, obviamente, habían pensado que algún alumno se había pasado de listo molestando, pero cada vez eran más, y en lugares completamente opuestos, lo que los había llevado a pensar que era en realidad una banda de alborotadores, ya que, era imposible estar en dos lugares al mismo tiempo, así como también era imposible aparecerse dentro de Hogwarts, por lo que, descartada la opción del grupo de alborotadores, muchos comenzaron a apuntar a que Voldemort tenía algo que ver con esto, y ahora estaban en clase de DCAO, una clase que pasaron a compartir las cuatro casas por los incidentes del momento. Por lo que, las cosas ahora eran diferentes, los horarios habían cambiado, y, si antes el toque de queda era a las ocho, ahora era a las seis, lo que significaba, que de las clases finales, iban directamente a sus salas comunes, así como también habían impuesto restricciones para salir a los pasillos, baños o biblioteca, por lo que debían de ir en grupo, y acompañados de un profesor, o un prefecto, así como debían volver juntos y acompañados de ese mismo profesor o prefecto. Algunas de las clases habían pasado a ser impartidas de manera conjunta, con las cuatro casas en el mismo salón, lo cual generaba un gran caos

— Seguro es quien-no-debe-ser-nombrado, debe querer que le entreguemos a Harry Potter— dijo un Gryffindor en la clase de defensa contra las artes oscuras

— Diez puntos serán descontados de Gryffindor, guarden silencio— habló el profesor, quien ya comenzaba a irritarse, sin embargo, el silencio no perduro mucho tiempo

— Es Potter, estoy seguro, es un aliado del Innombrable, después de todo es un Slytherin ¡Su señor nos está petrificando! — aseguró otro león con un escalofrió, a lo que, Harry se levantó silenciosamente y camino hasta donde él estaba, asustándolo, sin embargo, Poer se acomodó queriendo ver que iba a pasar y de qué forma iba a reaccionar el ojiverde, el cual lucia bastante molesto.

— A ver, yo es que no sé si es que son estúpidos, o es que sus padres son primos— varias risitas se escucharon, sin embargo, el volvió a hablar —Si es que Voldemort nos quisiera aterrorizar, no iría detrás de un par de sangres sucias petrificándolos. Los asesinaría. Además, ¿Por qué perdería un hombre como el, su tiempo en niños tontos de trece años? — dijo Harry.

— ¿Y cómo es que él sabe eso? Yo les dire, porque conspira a su favor— acusó Ronald, a lo que varias niñas chillaron abrazándose unas a otras.

— ¡Eres un mortifago!— grito Finnegan, ganándose otros diez puntos menos para Gryffindor, y, viendo la expresión de ira de Harry, el profesor supo que debía intervenir si no quería a nadie en enfermería esa tarde.

— ¡Suficiente! Nadie conspira con nadie, todos a sus asientos, y señor Potter, lo veo después de clase— dijo Burke, y todos callaron para seguir copiando la tarea, sin embargo las expresiones, muecas y miraditas seguían ahí, así como los cuchicheos sobre con que prefecto saldarán, y sobre tener cuidado con ir solos a los baños. Pero Tom sabía que era el Basilisco, podía escucharlo susurrando en el alcantarillado, pero obviamente, no podía ir a Dumbledore porque sería obvio que era un hablante, y porque además no quería saber nada con ese tarado. Pero él, secretamente, se preguntaba si Harry oía la voz.

Infernais (𝙩𝙤𝙢𝙖𝙧𝙧𝙮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora