Capitulo 18

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

El tiempo continuó su curso y el Senju menor, se mantuvo enfrascado en los proyectos que le salían, al ir avanzando en su trabajo, lo cual le dejaba muy poco tiempo libre. No obstante, ni siquiera en medio de juntas o cenas importantes, podía dejar de pensarla. Hinata estaba tatuada en su corazón y en cada rincón de su ser. Ella era como un virus invasor, de esos que entran en el torrente sanguíneo para quedarse.

Durante el tiempo fuera de Konoha, no hablo mucho con su familia, aunque tenía muchas ganas de ver a sus sobrinos, continuaba molesto por las acciones Mito. Hashirama, lo llamó para saber sobre su estado y también se ofreció a buscar a alguien para limpiar su casa, pero prefirió declinar la oferta, debido al maletín que dejó, como también las cosas que le regaló a Hinata. No quería que nadie tocara nada, sin él, estar presente.

Los días se fueron convirtiendo en semanas, las cuales se hicieron mas difíciles de sobrellevar. Las dudas acerca de lo que dijeron los familiares de Hinata, lo invadieron y a eso, se unió la necesidad de verla. Llegó al punto de mandar al diablo todo y comenzó a dejar de lado la traision, dado que su único interés era tenerla junto a él, aunque no lo amara. Se conformaría con tenerla, si ella lo permitía.

¿Que tan bajo podía caer un hombre por el amor de una mujer? Se preguntó a sí mismo, luego de llegar a semejante conclusión. El problema para conseguir convencerla de regresar, era que no tenía idea de donde buscarla, pues ni siquiera su familia sabía nada de ella.

Mirándose en el sitio donde decidió huir, se sintió totalmente fuera de lugar, puesto que Hinata, ni siquiera se encontraba en Konoha y no había necesidad de permanecer lejos. Si quería encontrarla, debía regresar a donde vivieron, quizás así, podía obtener rastros de su paradero. Decidió tomo el celular y compro un boleto de avión, no se quedaría ni un día mas, en ese lugar. Arreglo su equipaje y llamó un taxi, para ir hacia al aeropuerto. Preferiría esperar allá y no en esa habitación, donde pasó noches enteras, recordando los felices momentos que pasó con la ojiluna.

Una sensación de inseguridad lo había invadido y su corazón latía rápido, ante la expectativa de llegar lo mas rápido posible. Ahora que lo había decidido, ya no podía esperar ni un día mas.

Habían pasado solo unos meses, desde que se encontró con los amigos y familiares de Hinata y aún podía sentir la añoranza, al saber que lo fue a buscar, luego se molestaba recordando lo que hizo Mito.

...

Horas mas tarde, finalmente llegó frente a su hogar. Esta vez no titubeo y armado de valor abrió la puerta. Todo estaba, igual que el día que salió, pensando en no regresar. Lentamente se dirigió al lugar donde lanzó el maletín y aún estaba donde lo dejó. De nuevo la imagen de Hinata llorando en el piso, lo estremeció y cerró los ojos con frustración, dado que se había propuesto, siempre hacerla reír y esa noche ocurrió todo lo contrario.

Sin perder el tiempo, mas de lo que ya lo había hecho, levantó todo y lo colocó en la mesa del comedor. Aun era temprano y envió un mensaje de texto a su hermano, informando lo que hizo. Estaba completamente seguro que Hashirama, no dudaría en ir a verlo y eso era precisamente lo que necesitaba, para pedirle ayuda.

De pronto recordó la tarjeta que le dio y se le ocurrió rastrear los últimos movimientos realizados con ella. Abrió la computadora para revisar las cuentas bancarias y rápidamente accedió a la cuenta vinculada con Hinata—¿Que?—se preguntó a si mismo cuando miró que la cuenta y la tarjeta permaneció inactiva. La última vez que ella la uso, fue en el aeropuerto y él, recordaba bien ese día. Eso quería decir que Hinata, no acepto nada de lo que dispuso para ella.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora