Capitulo 23

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Hanabi sonrió y se abrazó a Sasuke, cuando escucharon el grito de Mikoto. La dama Uchiha, acababa de enterarse que Ino e Itachi se casarían y la noticia la hizo muy feliz, no obstante, nada la pudo preparar para la otra noticia que la pareja tenía para darle.

—¡Embrazada... un nieto!—decía entre lágrimas de auténtica alegría. Abrazo a la rubia y perdió la cuenta de las veces que le agradeció por darle esa gran alegría.

—¿Y yo que? ¿No se supone que también debes felicitarme?—se quejó Itachi para molestarla.

—Tu mejor ni hables, se supone que eras un caballero, así fue como te crie y la dejas embarazada ¿Que crees que dirá Inoichi cuándo se enteré?—el joven se arrepintió de molestar a su madre, pues ahora se veía escalofriante y sin olvidar que también debía enfrentar a su futuro suegro.

—Te quedaste sin argumentos hermano—soltó Sasuke al ser testigo del cambio de ánimo que tuvo Itachi.

—Ya deberían saber, que tú madre es de armas tomar—añadió Fugaku, quien continuó comiendo, mostrando indiferencia, sin embargo, estaba muy feliz por la noticia del embarazo. Su hijo había encontrado a su compañera de vida y pronto serían una familia. Ahora solo faltaba Sasuke y por lo que podía ver, sucedería muy pronto.

Pronto las tres féminas comenzaron hablando de todo lo referente a la boda, tales como el vestido, el salón y lo más importante, la fecha, ya que el embarazo pronto sería visible y el vestido cambiaría drásticamente.

Las dos chicas acordaron ir a ver a Hinata, para darle la noticia. Aún no asimilaban lo sucedido una semana atrás, cuándo Tenten, viajó a los Estados Unidos con Deidara y terminaron pasando por Las Vegas, donde contrajeron matrimonio. Ellos ya vivían juntos, así que, lo único diferente fue el certificado de matrimonio. Hinata aún no lo sabía y estaban seguras que se pondría feliz.


[...]

Con esto queda listo... solo firmen aquí y el bebé, quedara legalmente registrado como su hijo—la chica peliroja que los ayudó a realizar los trámites para el reconocimiento de Itama, no había dejado de coquetear con Tobirama, sin embargo, el Senju, parecía ajeno a todo y la única en notarlo era Hinata.

El albino se apresuró a estampar su firma, sin soltar a su hijo, luego sonrió, deslumbrando aún mas a la chica y le entregó el bolígrafo a la ojiperla. A pesar de lo sucedido con Indra, Tobirama, no se mostró, ni molesto, ni hostil con ella en ningún momento. Para la consternación de la Hyuga, el hombre, no dejó de sonreírle abiertamente, como lo hacía cuando estaban a solas.

—Aquí tiene—luego de las firmas de ambos, le entregó los documentos a la chica para concluir el proceso.

—Felicitaciones, tiene usted un hijo adorable—soltó la joven, sin dejar de verlo. Hinata no pudo evitar sentirse incómoda y excluida. Era lo que sucedía cuándo estaban juntos y él, parecía tan inmune a todo, mientras que ella quería ocultarlo para que no lo vieran así.

—Gracias... y coincido con usted... mi hijo es el bebé más encantador que hay y todo se lo debo a la belleza de su madre—la ojiperla se sonrojó y apretó fuerte, la correa del bolso donde llevaba los artículos de Itama, sin embargo, el Senju, lo había dicho como lo más obvio y ni siquiera notó los estragos de su comentario.

—Gracias por todo—esta vez fue la ojiperla, quien habló, interrumpiendo la admiración de la chica con Tobirama y con su bebé.

Los tres salieron y caminaron por los largos pasillos del edificio donde se encontraba la corte. Tobirama, no mencionó lo sucedido con Indra y ella por alguna extraña razón, quería explicarle, pero en realidad, no supo cómo hacerlo y optó por mantenerse en silencio, respecto a eso.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora