Epilogo

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


El día de la boda entre Hanabi Hyuga y Sasuke Uchiha había pasado cuatro años atrás y ahora ambas familias planearon una pequeña celebración con motivo del bautizo de la primogénita de ambos. La niña de un año llenó de felicidad la vida de sus padres y por ende de sus familiares y amigos cercanos a la pareja.

Mikoto ya se hallaba desesperada porque su hijo menor y su nuera no le anunciaban la llegada de mas nietos, ya que Ino e Itachi sólo tenían un niño y no planeaban tener otro por el momento. La matriarca Uchiha moría por tener una nieta y al tercer año de matrimonio, la pareja finalmente dio el tan anhelando anuncio. La felicidad de Mikoto se fue en aumento al saber el sexo del bebé y apenas nació, se convirtió en el centro de su vida, al igual que lo era Akiro, su primer nieto.

Hinata dio a luz a otro varón y en ese momento se encontraba de la mano de su apuesto padre. Los tres hombres de su vida, lucían muy bellos vistiendo trajes iguales en color azul oscuro y camisas grises, combinado a la perfección con su hermoso vestido plateado con detalles azules. Batsuma era la viva imagen del padre, tal como lo era Itama, pero a diferencia del padre y el hermano mayor, el menor parecía haber adquirido la misma personalidad de Hashirama. El castaño se burlaba del albino diciendo que era karma por lo mucho que se quejaba de él, sin embargo, al padre no le importaba si su niño era serio, o muy imperativo, ya que de igual manera lo amaba tanto, como amaba a Itama.

—Ven con el abuelo—el patriarca Hyuga soltó el abrazo que le dio a su primer nieto y en seguida puso su atención en el mas pequeño. Batsuma estiró la mano en dirección a su consentidor abuelo. El niño no dejó de sonreír llenando de felicidad el corazón de Hiashi. Él amaba a los dos retoños de su hija mayor, no obstante, Itama al estar creciendo y mantener la misma personalidad del padre, cómo la suya misma, no solía mostrar sus sentimientos, mientras que Batsuma siempre sonreía iluminando todo su entorno. Sin duda alguna, esos dos niños junto a los gemelos de Neji y la única nieta entre los cuatro varones, llenaron su vida de felicidad, aunque no negaba que Itama siempre mantendría un lugar muy especial en su corazón, ya que a pesar de las circunstancias, fue con quien mas convivió desde pequeño.

—¡Desvergonzado!—Tobirama miró hacia abajo encontrándose con su primogénito—Mi hermano hace lo que quiere con el abuelo y es tan listo que sabe muy bien cómo hacerlo sin que ellos lo noten—soltó Itama negando con la cabeza, mientras Hiashi le alcanzaba todas y cada una de las delicias colocados en la mesa de los postres. A decir verdad, Itama veía muy a menudo ese comportamiento entre las personas cercanas a su hermano, ya que con esa adorable postura y personalidad, derretía a todos, incluso a los mas estrictos—Deberías verlo en el restaurante del tío Choji y también en el de la tía Ayame—Tobirama y su primogénito tenían la misma postura y expresión en el rostro, sin embargo, el mayor no pudo evitar sonreír ante la crítica del chico.

—Y ni hablar de tu tío Hashirama y tus primos—añadió el mayor queriendo ocultar la diversión que le causaba la seriedad de ese pequeño. Desde el nacimiento de Batsuma, la familia de su hermano quedó completamente enamorada del niño y cuando esté fue mostrando la misma personalidad del castaño, el embobamiento de todos se fue en aumento, incluso Mito lo adoraba, aunque sólo se permitía consentirlo en ausencia de Hinata, dado que hasta ese momento, la relación entre ambas mujeres, no había logrado avanzar. Si bien es cierto que se encontraban a menudo, Hinata sólo la trataba por pura educación y evitó en todo lo posible pisar el hogar de la pelirroja. Tobirama por su parte, no hizo nada para interceder por Mito, ya que aún hasta ese fecha, él se culpaba por la manera en que se dieron las cosas en el pasado.

—¿Sólo ellos?—con esa pregunta, Tobirama soltó la risa atrayendo las miradas de algunos invitados. Sabía a lo que se refería Itama, ya que él también consentía a su hijo, casi, como lo hacía con la madre.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora