Capitulo 27

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Hinata se quedó más tiempo del necesario mirando a su hijo interactuar con Tobirama. De pronto recordó que no estaba sola y desvió la mirada hacia su acompañante, el cual al igual que ella, también veía hacia ellos.

Indra sintió los ojos de su novia sobre él y la encaró para evaluar su reacción ante la presencia de su ex, pero ella le regaló una triste sonrisa y evitó en todo momento volver a girarse hacia los Senjus.

—¿Prefiere que nos marchemos?— le pregunto la ojiperla al verlo tan serio. Lo que menos quería, era incomodar a Indra. De todos los lugares que pudo sugerir para ir de compras, tuvo que optar por el mismo en el que también estaba Tobirama. Tenía mucho tiempo sin verlo y por muy buena actriz que hubiera sido, no pudo disimular la sorpresa que recibió al verlo tan cerca.

—Sólo si tu quieres—respondió con rapidez. Si ella decía que sí, él podía ofenderse por saber lo mucho que le afecto verlo y usando todo su autocontrol, trató de mostrarse indiferente.

—No, hasta que no terminemos de comer—volvió a sonreír y evitó volver a mirar hacia el Senju. Indra no era tonto y percibió absolutamente todo lo que ella atravesaba, no obstante, agradeció su esfuerzo por no querer hacerlo sentir incómodo, ya que incluso se sentó de manera que les dio la espalda y ahora solo lo veía a él.

—Como tú digas—el varón le tomó la mano y le dio un beso en ella. Hinata continuó comiendo y el Otsutsuki que veía de frente a los Senjus, no perdió detalle de todo lo que hacían. El castaño alto se reía mucho y lograba contagiar a los niños. Tobirama por su parte se veía reprenderlo por la atención que estaban recibiendo. Realmente eran muy diferentes, era como si se tratara de Ashura y él, no obstante, el semblante serio del albino se veía suavizado cuando enfocaba a Itama. Ellos en ningún momento se percataron de su presencia y minutos después, continuaron caminando, alejándose de ellos.

—¿Necesitan algo más?—el joven mesero se acercó a la pareja para dejar la cuenta y ofrecer cualquier otra cosa que quisieran. Para la morena le hubiera resultado imposible poder masticar un bocado más, incluso lo que comió le cayó como si fueran piedras.

Indra pago la cuenta y se dispuso a salir con la morena. Ella se tensó pensando que los vería de frente, sin embargo, ellos ya no estaban.

—¿Que le parecieron los postres?—quería mostrar que no le afectaba.

—Mmm, estoy seguro que son mucho mejores los que preparas tú—sonrió agradecida, pero al mismo tiempo, sentía que en cualquier lugar se los encontraría y no sabía cómo decirle a Indra que lo mejor era marcharse.


....

Toneri negó con la cabeza y en cierto modo, sintió un poco de pena por su tío. Estaba claro que su Hinata, aún estaba enamorada del maldito Senju, como lo estuvo cuando los separó. Mirando las cosas de ese modo, se reprendió a sí mismo, por ser tan impulsivo, pues si cuando los separó se hubiera mostrado como un apoyo incondicional para ella, en estos momentos ya la tendría con él, aunque fuera por medio del agradecimiento, como parecía ser el caso de Indra. Hinata era tan, pero tan tonta, que sacrificaría sus sentimientos por los de otra persona y mas, si se sentía en deuda.

El corazón de su prometida, le pertenecía al Senju, pero su deber la uniría a Indra. No obstante, había algo en ese cuadro que no lograba encajar, o no sabía cómo encajarlo y eso era el chiquillo que Tobirama sostenía en brazos y el cual, era su viva imagen. Las alertas le sonaban en su cerebro, pero quería negarse a lo evidente. Sólo debía sumar dos más dos y el resultado, sería que ese niño era hijo de su Hinata y de ese bastardo.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora