Capitulo 22

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Ino veía una y otra vez el objeto de plástico. Tenía un total de cuatro en diferentes marcas. Debía asegurarse, no podía saber él, primero que ella ¿Como no iba ser capaz de reconocer su propio cuerpo?

—¡Y bien...! ¿Cual fue el resultado?—cuestionó Itachi, con una arrogante sonrisa, de quien sabe absolutamente todo.

Ino había ido al baño y regresó a recostarse de nuevo con su novio, mientras esperaban. Ambos permanecían desnudos—Las cuatro dieron el mismo resultado—el azabache se cercioró por él mismo, luego beso a la rubia.

—Me siento muy feliz y desde ahora te aseguro, que lucharé, para que, ni a ti, ni a nuestro futuro bebé, les falte nada—le dio otro casto beso en la coronilla.

—¿Como pudiste saberlo primero que yo?—la Yamanaka, apenas tenía dos días de retraso y su novio, le había insistido en comprar unas pruebas caseras, antes de su retraso. Definitivamente, Itachi era un genio y lo mejor de todo... ese genio, era suyo.

—Pequeños cambios en tu hermosa anatomía... por ejemplo aquí—Ino gimió cuándo el azabache le mordió el pezon con delicadeza—está mucho mas sensible—aunque la rubia lo creyó, lo cierto era que tres semanas atrás, el condon se rompió. Estuvo pensado toda la noche en lo que podía hacer y tenía dos alternativas... una era, decirle a Ino lo sucedido y traer la píldora del día después, o dejar las cosas, tal y como estaban, esperando a que el tiempo le dijera, si su semilla germinó dentro de su mujer. Optó por la segunda opción. Si ella no estaba embarazada, todo seguiría igual, hasta que se casaran, como ya lo tenía planeado. Con los días, la sensación de querer ser padre lo fue superando y se dedicó a observar el más mínimo cambio en ella.

—¡Dime Uchiha! ¿Alguna vez podré ganarte en algo?—Itachi sonrió. Siempre era lo mismo, desde una simple salida al cine donde Ino, aseguraba cuál de los sujetos era el asesino de la película y el azabache, negaba apuntando a otro, hasta en el asunto de Hinata. Ella y Hanabi, pensaban que habían engañado a los hermanos, sin embargo, no pudieron estar más equivocadas, ya que a las pocas visitas hechas al lugar donde se escondía la ojiperla, ellos lo supieron y optaron por guardar silencio.

—Me ganas en muchas cosas, pero no las notas—suspiro acariciando el aún plano vientre de la Yamanaka—Tu serás la primera en sentirlo aquí adentro y sera tu cuerpo el que le de toda la seguridad a nuestro bebé... en eso serás la triunfadora.

—¡Itachi...!—las lágrimas mancharon sus mejillas, pues al escuchar a su novio, se lleno de ternura y no pudo evitar llorar.

—No llores... mejor vamos a tomar una ducha, para ir a darles la noticia a mis padres—la joven abrió mucho los ojos y la inseguridad la atacó ¿Y si no se sentían contentos? ¿Y si no aceptaban a su bebé por no haberse casado primero?

—¿Crees que sea buena idea? Quizás deberíamos esperar unos días, o también podrías decírselos tu solo, después de todo, es mejor entre la familia—el Uchiha captó la inseguridad en ella y le pareció divertido. Ella siempre se mostraba segura de sí misma y ahora, parecía una niña que había hecho una travesura. Itachi aprovechó la confusión y abrió una cajita morada, donde se hallaba un bonito anillo de compromiso. El moreno lo había comprado desde lo sucedido y aunque ella no estuviera embarazada, de todos modos le pediría ser su esposa.

—¿Te quieres casar conmigo? Y no es solo por nuestro bebé, que te lo estoy pidiendo—aclaró, dado que ya había anticipado lo que ella diría. La joven con más lágrimas asintió feliz—Ahora si debes venir conmigo... mis padres estarán felices, especialmente mamá—sin poder discutir, Ino se dejó llevar por su flamante prometido. Amaba a Itachi, como nunca creyó amar y estaba muy feliz.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora