Capitulo 20

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen de abajo, no me pertenece y los créditos, son para su creador.


Finalmente Hashirama, pagó la fianza de su hermano, sin embargo, debía esperar cinco minutos, antes de salir para que no se encontrara con Toneri, ya que Ashura también se había encargado de la fianza de su sobrino.

—Siento la demora, pero tuve que encargarme de pagar los daños que causaron en el restaurante... Esos bastardos casi me cobraron el precio completo del local—se quejó el castaño. Tanto Ashura como él, no pudieron pagar la fianza hasta que no liquidaron todo.

—No te preocupes—respondió el albino, tomando todas sus pertenencias, que le fueron retiradas antes de meterlo en la celda. Entre todas sus cosas se hallaba el celular, con innumerables llamadas y mensajes de texto. No obstante, el Senju menor, no lo revisó, pues lo único que deseaba era darse un baño y quitarse la ropa manchada de sangre que vestía.

—Estoy seguro, que tu rostro y el de tu contrincante, estarán en primera plana de los periódicos. Ustedes si, que dieron un espectáculo—remarcó Hashirama tratando de no sonreír por el mal humor de su hermano. Era la primera vez que lo veía comportarse de la manera que lo hizo horas atrás, contra Toneri.

—Eso es lo que menos me importa y te aseguro que si lo encuentro de nuevo en mi camino, lo haré otra vez, sin pensarlo—replicó sin dejar de pensar en Hinata ¿Como fue capaz de dejarla sola a merced de ese demente? ¿Como podía pedir que lo perdonara después de no querer escucharla? Prefirió creer en las acusaciones de un desconocido, que en la mujer que amaba.

—Vamos, te llevaré a tu casa—ambos hermanos salieron de la jefatura y subieron en el coche del castaño, puesto que el de Tobirama, ya había sido trasladado a su residencia, apenas terminó con los trámites.

—Hinata, no me perdonara—soltó de pronto el albino, llamando la mirada inquisitiva de Hashirama—ella no me perdonara lo que le hice. La abandoné cuando mas me necesitaba y sin proponérmelo, la arrojé a las garras de ese imbecil—confesó con pesar.

—En esta ocasión... no se que decirte para que te sientas mejor—Hashirama sintió pesar, cuando escuchó a su hermano hablando tan derrotando. Hinata lo amaba, de eso estaba seguro, pero Tobirama, tenía razón, la abandonó a su suerte, cuando ella más necesitaba estar protegida y encima de todo, su esposa completó el desastre, agrediéndola, cerrándole las puertas laborales, e insultándole, por algo que ni siquiera hizo. Francamente, también él, dudaba que la ojiperla, quisiera verlos.

—Nada hará que me sienta mejor, salvo encontrarla y pedirle perdón—aseguró, mirando las avenidas por la ventanilla del coche. Era de madrugada y su hermano, no había ido a su hogar por su culpa, por ayudarlo a salir del lío en el que se metió al golpear a ese maldito. Nunca antes se comportó así, esa fue la primera vez que lo arrestaron y gustoso pasaría toda la noche arrestando, si con eso, hubiera logrado por lo menos romperle una pierna al Otsutsuki. Lo que dijo Hashirama era cierto, su rostro, estaría en las noticias y el escándalo tardaría tiempo en disiparse, pero también el de Toneri aparecería y de ese modo, quedaría más expuesto al ojo publicó.

Minutos después llegaron a su hogar y agradeció a su hermano por todo. Sin perder el tiempo se deshizo de la ropa y entró en el baño. Se quedó un rato, relajándose en el agua tibia recordando todos los eventos y uno en específico en ese mismo lugar, lo lleno de nostalgia. Fue de los primeros días en que ella se mudó a vivir con él y una tarde luego de hacer el amor en repetidas ocasiones, la llevó cargando hacia ahí y la ayudó. Apenas terminaron de lavarse, la sostuvo en su regazo para volva poseerla, apoyándola contra la pared. Cerró los ojos y logró enfocarla gimiendo, gritando su nombre, mientras sus delicadas manos se aferraban a su cuello, buscando estabilidad.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora