𝐗𝐈𝐈

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El caminó transcurrió lento, el rato junto a Roier era realmente lindo. Pasaban las horas y yo traía un hambre terrible, hasta qué por alguna manera Roier me leyo la mente y tuvo la fantástica idea de ir a cenar a un lugar callejero cerca de dónde estábamos. A mí parecer era un lugar acogedor, pero para Allan era un lugar horripilante.

Aparte de pobre, especial.

- ¿Todo bien ____? - Me miraba Roier con una sonrisa en el rostro, pareciera qué se estaba burlando.

Carajo, ¿pensé en voz alta?

- Estoy bien, ¿hice algo acaso? - Hago una mueca incómoda a lo qué él de inmediato nega.

- Para nada, sólo qué te quedaste mirando hacía la nada y bueno Tiara te preguntaba sí estabas soltera - Me sonríe coqueto, pero ese gesto lo ignore por completo. ¡Claro qué no estaba soltera, una parte de mi le pertenecía a Allan!.

- Es lógico qué estoy soltera, de lo contrario estaría cogiendo con alguien por ahí.

Tiara me mira con una media sonrisa, quizás no fue el vocabulario correcto pero carajo, su comportamiento de niña buena no me da buena espina.

- Bueno, tú vida nos aburre ____. Tiara, cariño, ¿quisieras contarnos alguna anécdota tuya? - Allan me mira con despreció y acto seguido besa la mano de su novia.

¡Le voy a pegar, quiero pegarle!, sus estúpidas palabras me han dejado en ridículo, Tiara me miraba con superioridad mientras contaba una de sus historias pero afortunadamente Roier la ignoro ya qué empezó a preguntarme sobre lo qué ordenaria para comer.

- Iré un momento al sanitario, ahora vuelvo - Se levanta Roier y me sonríe antes de irse.

- Yo también iré de paso, no quiero regresar sola - Mira Tiara a Allan y el asiente sonriendo.

¿Porqué precisamente ahora me tenían qué dejar con él?, vaya suerte la mía.

- ¿Tan rápido te encariñaste con mi amigo?

- ¿Celoso?

- De una chica tan patética y estúpida cómo tú, jamás.

- Suelto una carcajada mientras lo miro a los ojos amargamente -. ¿Ahora dices eso?, ayer me hiciste creer algo y ahora resulta qué tienes novia. Eres una mierda de persona

- No es mi problema que te crees falsas ilusiones con personas con las que no tienes oportunidad - Me guiña un ojo mientras jugaba con una servilleta.

- Cierra la boca. - Trataba de ignorarlo ya qué en algún momento sabía que sus palabras me estaban hiriendo de alguna forma.

- Ahora veo qué la celosa es otra persona, qué ridículo.

- Por mí tú y tu vida se pueden ir mucho a la chingada. No quiero volver a verte. - Después de aquellas palabras llega Roier mirándonos confundido.

- ¿Porqué sus expresiones tan tensas?, sonreír no les quita nada - Sonríe sentándose a mi lado.

- Roier, tengo que irme. Mañana tengo muchas cosas qué hacer.

- Mmjum. - Me mira Allan serio a lo qué yo sólo lo ignoro.

- Está bien, vamos te llevo a casa.

- Yo puedo llevarla, Tiara y yo vamos justamente a dónde va ella.

- No quiero irme ni de chiste con ustedes, vamos Roier. - Me levantó dejando dinero sobre la mesa y empieza a caminar justamente cuando Tiara va llegando a la mesa.

- ¿Tan rápido? - Grita Tiara, pero sólo sigo caminando.

- ¡Hey! - Grita Roier corriendo detrás de mi.

- Lo siento, me sentía mal al estar en ese lugar. - Me detengo para voltear a verlo.

- ¿Me contarás qué pasa entre tú y Allan?

Ni qué fuera alguien importante para hacerlo, ¿o sí?

- Está bien, te contaré pero es algo extraño lo qué pasa entre él y yo. Bueno a decir verdad no a pasado nada, simplemente algunos encuentros y ya.

- Tenemos un recorrido largo, te escucho.

En todo el rato qué pasamos juntos, en ningún momento ví a Roier serio cómo lo está ahora. Ahora veo qué no estaba bromeando con la parte de qué quería saber sobre lo de Allan y yo.

Empiezo a contarle cada detalle de lo qué había pasado con Allan, por un lado sentía raro y por otro lado sentía un sentimiento qué ni yo misma podía entender, Roier me decía qué me había enamorado de manera inmediata y por lo tanto era normal ya qué Allan me había dado entrada y en ningún momento había dejado las cosas claro pero a la mierda todo, no quiero volver a saber de ese cabrón.

- Sólo dejemos de hablar de él, no se merece siquiera que lo hagamos

- Está bien, ¿de qué hablamos ahora?

- Del futuro qué nos espera, cariño.

Una gran sonrisa apareció en los labios de Roier y yo sólo solté una gran carcajada, quizás si intentó algo con Roier puede qué funcione porqué ya saben la típica frase, él qué no arriesga no gana, en fin yo y mis frases de señoras.

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𝐸𝑙 𝑟𝑜𝑐𝑒 𝑑𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 | 𝑁𝑎𝑡𝑎𝑙𝑎𝑛 𝑦 𝑡𝑢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora