𝐸𝑙 𝑟𝑜𝑐𝑒 𝑑𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 | 𝑁𝑎𝑡𝑎𝑙𝑎𝑛 𝑦 𝑡𝑢 |

𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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El calor inundaba mi cuerpo, al querer moverme unos brazos sujetaban mi cintura, ahora lo recordaba todo, al estar con Allan era una felicidad inmensa. Pronto podré despertar de está manera todo los días con él.

Me volteo para quedar frente a él y observó cada detalle de su cara, él aún dormía y créanme, su rostro se ve perfectamente bien.

- Buenos días pequeña - Susurra Allan con la voz adormilada mientras mantenía sus ojos cerrados.

- Buenos días cariño, lamentó haberte despertado

Él abre sus ojos sonriendo, esa jodida sonrisa tan coqueta qué tiene, me encanta.

- Es un privilegio poder despertar así contigo - Me pega a su cuerpo sonriendo.

- ¿Qué quieres para desayunar?, puedo hacerte un omelette de tres quesos, ¿qué opinas? - Sonrió ampliamente y le doy un corto beso.

- Bueno, eso se escucha delicioso - Relame sus labios mirándome.

- Entonces iré a preparar el desayuno, tú duerme un poco más - Beso su frente y en cuánto estoy apunto de levantarme me quejó -.

- _____, cariño, ¿todo bien?

Asiento varias veces, en realidad no podía cerrar mis piernas. Supongo qué es normal, amigas me habían contado de sus experiencias con su primera vez y les pasaba lo mismo.

- En un rato te llamo mi cielo - Cuándo me he vestido, salgo de la habitación para dirigirme a la cocina, en realidad no sabía cocinar pero haría lo mejor para él.

Agarre cualquier sartén y en el puse un huevo junto a tres diferentes tipos de queso, en realidad no sé si lo estaba haciendo bien, mientras ésto se terminaba de hacer, fui a servirle una taza de café y a servirle un vaso de jugo de naranja. Esté hombre me hará hacer cosas qué antes no había hecho.

- ¿Todo bien cariño? - Me miraba Allan desde el marco de la puerta.

- Hey, eres muy desobediente. Dije qué yo te llamaría - Hago un puchero.

- Bueno, no puedo esperar mucho

Allan se acerca a mí sonriendo y me abraza por detrás mientras besa mi cuello lentamente.

- Espera... - Arqueó mi cuello para darle más acceso, en verdad disfrutaba esto.

- No sabía qué tú aroma por las mañanas era a quemado - Gruñe un poco.

¡A quemado, el huevo!

- ¡Allan, te lo dije! - Me alejo de él rápidamente, y corro hacia la estufa para apagarla y cuándo agarro el sartén lo suelto de inmediato haciendo que esté caiga al piso.

Jodida quemada qué acabo de obtener en la mano, 0 puntos para _____.

- ¿¡Estás bien pequeña!? - Grita preocupado, y hace que camine hacia el lavabo -. Vamos, ¿en dónde está tú botiquín?, ahora me siento mal por tú quemada

- No es nada, sólo quería prepararte de desayunar y bueno, ahora sólo hay jugo y café - Arrugó mi nariz.

En cuanto encuentra el botiquín, empieza a curar mi quemada para al final sólo ponerme una pomada especial.

- Gracias Allan - Sonrió mirándolo -. Lamentó no haberte hecho un buen desayuno

- No digas eso, me encantó estar así contigo, después de lo ocurrido estamos haciendo recuerdos qué valgan la pena - Ríe.

- Esos recuerdos no me gustaran recordarlos - Suelto una carcajada.

- ¡Ya sé!, ¿recuerdas nuestra pelea por un cartón de leche?

- Ni cómo olvidarlo, sí gracias a eso fue cómo comenzó nuestra historia - Lo abrazó.

- Y vienen más recuerdos pequeña, ahora me doy cuenta qué sí no hubiera dejado a Tiara ni a Vane, nada de esto hubiera funcionado

- Me siento mal por ellas

- No deberías, nunca sentí por ellas lo qué ahora siento por ti. Te ganaste mi corazón de una forma inexplicable

- Muy afortunada me siento de qué lo digas

Hago una mueca incomoda, en verdad no me gustaba eso. Pero al final Allan está conmigo, no puedo arrepentirme ahora.

- _______, te quiero con el alma

Mis ojos brillan al escucharlo y sonrió ampliamente, sus palabras eran tan lindas qué en cualquier momento podría besarlo de nuevo, sí esté chico está conmigo apartir de ahora, declaró qué mi vida será la mejor de todas.

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