𝐈𝐈𝐈

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Natalan.

Aquella chica del supermercado en ocasiones era rara la forma en la qué se expresaba, pero no importaba en ocasiones ya qué solo quería sentirme en compañía por lo menos durante unas horas. Mirándola me perdí completamente, sólo pensaba en sus labios, ¿en realidad serán de ese color rosado?

- ¿Quieres besarme? - Me miraba desconcertada mientras mordía su hamburguesa.

- No, sólo qué me quedé pensando en algunas tonterías

- En besarme, supongo

Me quedó callado, su respuesta me hacía sentir incómodo, aparté de qué no sabía qué responder, casi me atragantó con el refresco y bueno, ahora soy yo el qué está haciendo tonterías.

- Vamos, es tarde y tienes qué llegar a tú departamento

- Sí, está bien. Gracias por la cena. - Me sonríe, y sólo agarra su cartera para levantarse de la silla.

No dije nada, sólo empezamos a caminar entre las calles oscuras del vecindario en el qué vivía _____. Está chica es tan cómo yo, aunque a decir verdad, podría pasar horas hablando con ella, bueno, tampoco es para tanto. Su voz es un poco irritante.

- ¿Siempre haz vívido por aquí? - La miró, y ella de inmediato nega.

- No. Sólo que decidí independizarme

- ¿Te puedo decir algo?

- Te escuchó - Se detuvo mirándome confundida, sabía qué de mi boca saldría alguna pendejada pero sin importarme qué tome el riesgo de decirlo.

- Al verte me haz causado síndrome de stendhal, ¿es normal eso?

Se empieza a reír, y yo sólo miró a todos lados confundido ya qué quizás habrá visto algo gracioso, pero después de un momento supe que se estaba burlando de mí. Es deprimente, pero sólo me reí con ella.

- ¿Qué clase de tontería es esa?, ¿qué síndrome es ese?

- Olvídalo - Meto mis manos dentro de mis bolsillos delanteros, no sabía sí sentía vergüenza por lo que dije ó por la manera en la qué se empezó a reír.

- Bueno Allan, nunca había pasado una noche tan divertida como está. Te lo agradezco - Me guiña un ojo, y sacude su mano en forma de despedida ya qué después entra al edificio de su departamento.

Suspiré al escuchar lo qué dijo, pensé qué quizás me daría su número ó esperaba un perdón por haberse burlado de mi. Pero ésto me pasa por pendejo y por ser tan directo. Caminé hacia la primera calle más cercana, mi departamento no quedaba tan lejos del de ella pero ¿a quién le importa?, ahora estoy cómo imbécil pensando qué nuestros departamentos están cerca.

Llegué al edificio y subí hasta llegar a mi departamento, la risa de ella no salía de mi mente. Qué puta vergüenza wey.

- Tú portero me dejó entrar

- Creí qué llegarías mañana, es algo tarde para tomar

- Entre más tarde mejor, anda. Toma una cerveza y celebremos, la reunión con mi novia terminó

Jace era uno de mis amigos más cercanos, pero también era uno de los cabrones qué más tomaban. Agarré una cerveza y lo mire, simplemente quería contarle de aquella chica.

- ¿Qué quieres decirme Allan?, te conozco bien. Cuando te quedas mirando fijo a algo es porqué quieres decir algo

- Estoy cansado, sólo me tomaré una

- Cómo quieras

Me terminé de tomar aquella cerveza, pero sin embargo seguí tomando con él. Hace semanas qué había terminado con mi novia, y quizás eso era algo que me seguía afectando, lo que le dije a ____ posiblemente fue un impulsó, tienen un parecido tan semejante qué se me había salido decirle aquellas palabras.

- ¿Podré quedarme?

- Hermano, mi casa es tú casa. - Lo miré de manera ebria, las cervezas se habían acabado y lo único qué hice fue levantarme e ir a la habitación.

Me recuesto, y miró fijamente al techo. Esos labios se hacían presentes otra vez, sí tan solo los hubiera tocado tan solo con la yema de mis dedos, eso hubiera sido suficiente para dejar de pensar en ellos. Eran un mundo paralelo del qué ahora no puedo salir, putas palabras románticas no sabía qué podían aparecer en mis pensamientos.

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𝐸𝑙 𝑟𝑜𝑐𝑒 𝑑𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 | 𝑁𝑎𝑡𝑎𝑙𝑎𝑛 𝑦 𝑡𝑢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora