𝐈𝐈

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Cruzaba la calle de manera enojada, caminé durante media hora para qué un imbécil llegará y se llevará el único cartón de leche. Al llegar al departamento, lo primero qué hago es quitarme la mascarilla y observó detenidamente a mi compañera de departamento pegada al computador.

- Lo siento Mich, no pude encontrar la leche. Otro tipo llegó y como por arte de magia sé llevó el jodido cartón

- ¿Un tipo?, ¿debería emocionarme? - Me miraba aquella chica de cabello rizado con una mirada coqueta.

- No me vengas con tus romances clichés

- Bueno, lo lamentó. He leído muchas historias por wattpad en las qué las chicas encuentran a su media naranja mediante el supermercado.

- ¿Quién dice medía naranja en pleno 2022?

Ella suelta una risa a lo qué yo también me empiezo a reír, sabía que en ocasiones yo también lo decía cuándo ella se enamoraba de algún chico en el transporte público pero vamos, ¿quién se enamora del tipo qué robo su cartón de leche?

- ¿Y estaba lindo?, ¿era alto?

- Sí, era alto

- No me respondiste la otra pregunta

La miró con una mirada indecisa, en realidad no sabía sí aquel chico se me había hecho lindo. Pero su forma de hablar era tan linda, sus expresiones eran graciosas y su juego se me hizo interesante, quizás era uno de esos chicos qué les gusta pasar su tiempo en una broma.

- Bueno, era un poco lindo

- ¡Te gustó!

- ¿Qué?, ¡oh, no! - Negó repentinamente y me recuesto en el sofá viejo de la sala de estar - Sinceramente no lo ví tanto del rostro, sólo me gustó su forma de hablar

- Eso yo decía de Jace, y mírame

- Cómo sea, es incómodo hablar de algo qué ni siquiera tendrá chiste después. ¿Te das cuenta qué lo conocí en el supermercado?, jamás lo volveré a ver

En realidad no quería compartir más a detalle de ese chico con ella, se qué me dejaría en vergüenza con nuestros amigos ó simplemente me estaría molestando todo el tiempo sobre eso, pero ¿se imaginan qué aquel chico me hubiera dicho su nombre?. Hubiera sido mucho más fácil de encontrar en alguna red social.

- Por la noche habrá reunión, ¿te unes?

- Iré con Sebas al casino, gracias por la invitación. - La miré, y ella simplemente alzó sus hombros. Pareciera qué no le pareció la idea.

- Bien, entonces por lo menos hay qué arreglarnos juntas

Suspiré y me levanté, ella se ponía capas de maquillaje en el rostro para lucir más grande ya qué sin ello Jace se daría cuenta qué era mucho más chica qué él, por el contrario yo sólo maquillé un poco mis cejas y pestañas. Terminamos, y al salir del departamento cada quién se fue por su lado, aunque yo tendría qué esperar a Sebas para poder ir al casino.

- ¿Lista?

Me mira Sebas con una sonrisa en el rostro, a lo qué yo sólo subo a la motocicleta haciendo qué él conduzca hasta el casino. Tiempo más tarde, llegamos y cada quién se va por su lado, es lo qué siempre hacemos para sentirnos en compañía con alguien más.

- Bueno, te veré en unas horas. No apuestes tanto

- Y tú no cojas con cualquiera - Se escucha una risa de su parte y se va dejándome sola.

Meto mis manos dentro de mi chaqueta de cuero, y empiezo a recorrer el lugar. Sinceramente no tenía ganas de andar por estos lugares, me sentía cansada por el trabajo y esto me agotaba mucho más.

- ¿Vienes por tú cartón? - Se escuchaba esa voz detrás mí, a lo qué abrí mis ojos de inmediato mirando a aquel chico del supermercado.

- ¿Me estás siguiendo?

- Sí claro, cómo anduve cómo perro detrás de ti todo el tiempo. - En su voz se escuchaba un tono sarcástico, creó qué mi pregunta fue algo tonta pero igual fue muy estúpida su respuesta.

- Lo siento, ¿vienes a jugar?

Rueda los ojos, y empieza a caminar dejándome atrás. Creó qué esté chico me hace decir demasiadas tonterías, quizás no debería dejar qué esté chico me robe el aliento, ó quedaré cómo estúpida frente a él.

- ¡Espera!

- Esperó - Sé voltea mirándome de arriba abajo.

- Vamos, demuéstrame un poco de lo que puedes hacer

- Bueno, es una gran idea. Pero antes, se que te mueres por saberlo, así qué soy Allan

- _____

Fuimos hacia el área de póker caribeño, no sabía ni cómo se jugaba yo sólo me la pasaba dando vueltas ó simplemente no salía del área de la ruleta americana. Miraba cómo él jugaba con tanta facilidad, en sus expresiones reflejaba diversión a lo qué en las mías sólo reflejaban desesperación y estrés.

- ¡Otra vez ganó este cabrón! - Gritaba uno de los jugadores.

- Bueno señores, debo irme. Una linda dama me espera - Me miraba riendo, a lo qué él sólo tomo el dinero y me miró de manera sonriente.

- Tienes qué enseñarme, me he entretenido tanto

- Cuándo quieras. ¿Te gustan las hamburguesas?, yo invito

- ¿Y quién dice qué iré contigo?, eres un desconocido

- Oh, claro. Me encantará secuestrarte 

Ese jodido sarcasmo otra vez se hacía presente, él empezó a caminar y sin darle tantas vueltas a la situación decidí seguirlo, quizás no sea tan malo cómo parece de hecho parece ser un chico divertido, ¿ó no?.

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𝐸𝑙 𝑟𝑜𝑐𝑒 𝑑𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 | 𝑁𝑎𝑡𝑎𝑙𝑎𝑛 𝑦 𝑡𝑢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora