Capítulo 13!

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¡Hola a quien lea esto!

Muchas gracias por leer, votar y comentar en el capítulo pasado.

Me sorprendió que le gustara tanto a la mayoría.

No sé si voy a superarme con este, pero ojalá que también les guste mucho.

Tal vez me odien al principio XDDDDD Pero lean hasta el final porque confío en que van a quedarse con una sensación bonita cuando terminen.


La canción para este capítulo es otra de Ayumi Hamasaki (¡porque la amo!). Se llama "how beautiful you are":

Si tienen ganas de buscar la letra, háganlo porque es hermoso el mensaje TwT


Terminé de escribir anoche, pero siempre se me pasan algunos errores.

Pueden pasar a leer.


Disclaimer: Saint Seiya y sus personajes son propiedad de Masami Kurumada. Todo lo escrito e imágenes que aquí publique son de mi autoría con el propósito de entretener sin recibir ninguna remuneración económica.

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Capítulo 13

Salí de Virgo mientras me acomodaba la ropa y el pelo. La brisa calmó un poco el ardor de mi piel. El corazón todavía estaba acelerado. Me cubrí la boca. Sentía que aún tenía los labios de Shaka entre los míos y que sus manos me subían la temperatura.

—¿Qué estuve a punto de hacer? —me pregunté a mí mismo.

Si cerraba los ojos veía a Shaka con la cara roja suspirar mi nombre entre besos. No creí que me costaría tanto despegarme de su cuello y el pecho. Tenía la piel tan suave y caliente, una adicción para mi boca. Aún me parecía que el gemido que soltó cuando le lamí un pezón retumbaba en mi cabeza.

Sin dudas aprendí varias cosas de Shaka ese día. De no haber sido porque me hizo entrar en razón, no sé hasta dónde habría llegado. Estaba aliviado por una parte, pero al mismo tiempo me molesté un poco. No con él, sino conmigo por haber dejado que el deseo me guiara.

Bajé el resto de las casas y en cada paso quería voltear para correr a Virgo. Tantos años de haber controlado las emociones e instintos no podían ser echados a la basura tan fácil. Pero se trataba de Shaka; el contacto con su piel era necesario. El roce con otra persona nunca se había sentido tan bien, tanto que no me importaba que estuviera prohibido. Recién a mitad de camino por Cáncer lo pensé: Athena me había dado permiso de tener una relación, pero... ¿hasta qué punto? Quizás se refería a algo más simbólico, nada carnal. No solo iba a tener que terminar de aceptar mis sentimientos, sino también aprender a controlar el deseo, especialmente porque Shaka se había negado.

—Nunca pensé que me atraería de esa manera —dije al aire justo cuando salí de la cuarta casa.

Crecer lejos del Santuario sin ver a mis compañeros por tanto tiempo tuvo sus cosas buenas y malas. Maduré de golpe por obligación, centrado en volverme fuerte y perfeccionar mis habilidades de reparación, como defensor de Jamir, luego como maestro. Aunque nunca sentí interés por nadie, debido a cuestiones que eran inevitables, el maestro Dohko fue el encargado de instruirme sobre ciertos asuntos al acercarme a la pubertad. En ese momento no le di la importancia debida, hasta pensé que jamás tendría que poner sus consejos en práctica.

Una cicatriz dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora