(Nuevo) Capítulo 12

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En un parpadeo escuché el agua caer y golpear con fuerza. Unos pocos metros por delante, sentado sobre una roca, estaba el caballero de Libra, igual que siempre. A su lado, la joven que había criado como su hija. Ella sonrió al verme, le devolví el gesto y me acerqué.

—Disculpe el retraso, maestro.

—Ah, Mu —dijo a medida que se giraba, sonriente—. Me alegro de verte.

—Lo mismo digo.

Dejé la caja de Pandora en el piso y la de mis herramientas a un costado.

—Antes de que empieces a trabajar, vení y sentate un momento —me dijo el maestro—. Hay cosas de las que tenemos que conversar. Shunrei —se dirigió a la joven—, ¿podrías preparar un poco de té?

—Con mucho gusto, maestro.

Antes de que se alejara le entregué los bizcochos que había recibido como regalo. Luego me senté con el santo de Libra frente a la enorme cascada.

—¿Ya pudiste adaptarte a la vida en el Santuario? —me preguntó.

—De a poco lo voy consiguiendo. Algunas cosas están muy cambiadas.

—No tengo dudas de eso —dijo con una risa, cosa que tuvo el mismo efecto en mí—. Debés estar feliz de haberte encontrado con tus compañeros de nuevo.

Tuve un choque de emociones que seguramente se reflejó en mi cara, ya que el maestro asintió como si hubiera entendido algo.

—¿Tus preocupaciones tienen que ver con eso? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

—Agradezco su preocupación, pero ni yo entiendo lo que me pasa.

—Hmm... —Esbozó una sonrisa—. ¿De quién se trata?

—¿Disculpe?

—El compañero con el que tenés problemas.

En ese momento se me revolvió el estómago. Quise responder algo, aunque no se me ocurría nada y comencé a balbucear.

—No es normal verte nervioso. ¿Tan grave es? ¿Te siguen viendo como un traidor?

—No, todos me recibieron bien. —Bajé la mirada—. El problema es que... de alguna forma Athena se enteró de mi amistad con Shaka de Virgo cuando éramos más chicos.

—¿Shaka? —preguntó con mucho interés.

—Athena cree que debería amigarme con él, pero... chocamos demasiado. Y lo peor es que le dejó la tarea de asistirme en lo que necesite.

El maestro cerró los ojos con una expresión seria.

—Aunque no haya estado ahí para verlo, sé por parte de Shion que ustedes eran muy unidos.

—Éramos amigos, pero él... Tal vez siga molesto por no haber cumplido con la promesa.

—¿Qué promesa?

—El día que nos despedimos prometimos que volveríamos a encontrarnos en un año, pero no pude cumplir por todo lo que sucedió con mi maestro y Saga.

Miré al arcoíris que se formaba frente a la cascada, tratando de recordar qué otra cosa pude haber hecho para molestarlo. «A menos que haya sido el beso», pensé, pero no podía mencionárselo al maestro.

—Se protege a sí mismo —dijo el santo de Libra—. Debe haberle dolido que no cumplieras la promesa sin darle una explicación. Eras su amigo y le importabas. Seguramente no quiera volver a sentirse así.

—Pero ya se lo expliqué y dijo que lo entiende.

—Tenés que darle tiempo. Fueron muchos años de separación. Es una herida muy grande para que sane tan pronto.

Una cicatriz dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora