𝓬. 004

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𝓢. 004

Ya era la primera semana de Agosto, y quedaba cada vez menos para que Aurora comenzara u último año en Hogwarts

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Ya era la primera semana de Agosto, y quedaba cada vez menos para que Aurora comenzara u último año en Hogwarts.

Se encontraba completamente sola, ya que Susan había ido a Diagon Alley en busca de los libros que necesitaría este año, como de costumbre.

Aurora le dijo que no era necesario, ya que aún tenía los libros de sus hermanos mayores, pero la mujer insistió en comprar todo nuevo.

La castaña vagaba descalza por los pasillos de su mansión, con un vestido blanco que le rozaba los muslos.

Eran casi las tres de la tarde cuando Aurora iba camino hacia la biblioteca que tanto amaba, en busca de alguna distracción.

Cuando abrió la puerta, se dio cuenta de que no estaba tan sola como creía.

—Oh, hola —saludó ella, con un tono de voz que delataba lo desprevenida que la había tomado la presencia del platinado frente a ella.

—Aurora, yo estaba esperándote acá.

Draco se encontraba sentado en el sofá que estaba en la esquina del lugar, una de sus piernas apoyada sobre su rodilla y con un libro en su mano.

—¿A mí? —preguntó confundida.

El chico se levantó rápidamente del asiento, y comenzó a acercarse. Ella vió que en sus manos estaba el libro que le prestó hace unas semanas.

—Me demoré un poco en terminarlo, pero la verdad es que es un libro muy bueno —dijo, causando que ella sonriera tímidamente.

Él estiró su brazo, entregándole el libro en sus manos.

El tiempo pareció detenerse el momento en que sus manos se rozaron. La mano de Draco estaba sobre la de Aurora, y ella sintió una ola de calor invadir su cuerpo.

Su estómago dio un vuelco cuando uno de sus dedos rozó el dorso de su mano, tan disimuladamente que apenas lo percibió.

Cuando Aurora creyó que Draco se alejaría, él agarró el libro nuevamente para dejarlo encima del escritorio que se encontraba tras ella.

Sus cuerpos estaban a sólo unos centímetros uno del otro, y la mirada de ella estaba pegada al pecho del platinado. Sus mejillas se sentían calientes, y su corazón estaba a punto de salirse de su pecho.

—¿Tienes otra recomendación para mí? —susurró él, con uno de sus brazos rozando su cintura por encima de la delgada tela de su vestido.

Su mano estaba sobre el escritorio en el que ella se encontraba apoyada.

—Yo... —aclaró su garganta, sintiéndose patética ante su tartamudeo causado por los nervios—. Yo creo que deberías leer La Casa de Los Espíritus, la verdad es un libro muy bueno.

Sinful | Draco Malfoy ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora