Era el verano antes de comenzar la escuela, y Aurora estaba preparándose para entrar a su último año en Hogwarts.
Los planes de tranquilidad y soledad cambian cuando su padre decide que el joven Malfoy se quedará mayor parte del verano en la Man...
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El cuerpo de Draco ahora estaba encima del de Aurora; sus bocas ya se habían unido en un romántico beso, y corazones latían rápidamente ante la situación.
—Te amo, tanto, Aurora —susurró el entre besos—. Tanto, tanto, tanto.
Se lo repitió una, dos, tres veces, mientras besaba y acariciaba cada parte de su cuerpo.
Aurora sonreía cuando sentía que besaba su rostro cada dos segundos, mientras sus manos recorrían su piel con suavidad.
—Te amo, Draco —murmuró de vuelta, con sus manos a cada lado del rostro de él, mientras acariciaba su mejilla y lo miraba directamente a sus ojos—. Tanto, tanto, tanto.
Él le sonrió tiernamente a la chica que estaba debajo de él. Cada vez que la veía con ese sonrojo sobre su nariz, y sus ojos brillando mientras su cabello estaba un poco despeinado — estaba más seguro de querer pasar con ella toda su vida.
Sentía que era una de las pocas personas afortunadas en haber encontrado el amor verdadero.
Ambos continuaron besándose suavemente, sin desesperación ahora. Se querían tomar su tiempo con el otro.
Draco se acomodó mejor entre las piernas de ella, para luego erguirse un poco y comenzar a sacarse su suéter y camiseta.
Aurora de inmediato fue a hacer lo mismo con su ropa, ambos desvistiéndose sin dejar de hacer contacto visual.
Ella sonrió al ver ese poco usual rubor sobre las mejillas del platinado, era realmente una obra de arte digna de admirar.
Cuando ambos finalmente quedaron sólo en su ropa interior, él se inclinó hacia ella, esta vez besando su cuello lentamente, mientras una de sus manos envolvía sin apretar su garganta.
Su dedo pulgar comenzó a acariciar suavemente la zona, sintiendo con gran detalle cuando ella tragó saliva.
Aurora soltó un pequeño suspiro y llevó sus manos a acariciar el cabello de Draco, justo cuando él besó su hombro suavemente, antes de bajar una de las tiras de su brasier.
Él bajó por completo la prenda, y su boca fue a besar uno de sus pechos sin perder tiempo. Sin dejar de besarlos, pasó ambos brazos por detrás de la espalda de ella, apoyando sus codos sobre la cama; logró levantarla un poco, dejándole espacio suficiente para desabrochar su sostén.
Con una mano, tiró la prenda al suelo, mientras dejaba que Aurora volviese a recostarse completamente sobre la cama.
—Ya van a ser las doce —dijo ella, mirando rápidamente el reloj que había en la pared a su derecha.
—Claramente estoy dándote tu regalo de navidad antes —rió, bajando su rostro lentamente con un camino de besos que pronto llegó a su abdomen.
Ella abrió los ojos de golpe, recordando que había olvidado el regalo de Draco en su dormitorio de Hogwarts.
