Era el verano antes de comenzar la escuela, y Aurora estaba preparándose para entrar a su último año en Hogwarts.
Los planes de tranquilidad y soledad cambian cuando su padre decide que el joven Malfoy se quedará mayor parte del verano en la Man...
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Plataforma 9 ¾, 1 de Septiembre
—¿Lista?
—Como nunca.
Aurora pasó sus brazos alrededor de la pequeña que tenía frente a ella. Era finalmente el día en que su hija se subiría por primera vez al tren de Hogwarts; y podía sentir la emoción en ella.
Aún recordaba esa tarde en la que la pequeña tiró unas chispas de magia, casi botando al suelo al papá de Aurora.
También recordaba el brillo en sus ojos cuando su carta de aceptación a su primer año escolar había llegado. Sawyer y Thomas la acompañaron ese mismo día a comprar su primera varita al Callejón Diagon; pues ella justo tenía doble turno en San Mungo.
La plataforma estaba llena de gente; hace ya muchos años que Aurora no iba ahí.
El ambiente era lo mismo de siempre. Niños gritando emocionados, baúles siendo arrastrados de un lado a otro; lechuzas ululando.
Llevaba en su mano la jaula del gato de su hija; le había puesto Orion. Desde que aprendió a leer, había estado algo obsesionada con la astronomía.
—Mami, mira —tironeó del brazo a Aurora, llamando su atención—. Son escobas, ¡de esas que vuelan!
—¿Te gustaría jugar Quidditch más adelante, mi amor? —le sonrió ante su notable emoción.
—Sí. Mi tio Thomas me dijo que puedo hasta segundo año —se cruzó de brazos, algo decepcionada—. Pero también dijo que papá era muy bueno jugando. Y que a veces hacen excepciones.
—Bueno, tu tío debe dejar de decirte tantas boberías —murmuró para sí misma, mientras comenzaban a caminar con el carrito entre las personas.
—¿Mi pequeña Lyra? ¿Acaso eres tú?
Una voz masculina hizo que ambas castañas se giraran.
—¡Tío Theo! —la niña se lanzó a los brazos del hombre, el cuál venía acompañado de Daphne.
Después de la muerte de Draco, de alguna manera, Aurora se había hecho más cercana a ellos.
Comenzaron a frecuentar aún más la Mansión Sinclair, con la excusa de visitar a Sawyer, hasta que comenzaron a ir incluso cuando él no estaba.
—¿Que hacen estas bellezas solas por aquí?
Aurora se acercó a darle un pequeño abrazo, antes de hacer lo mismo con la chica a su lado.
—Todos ocupados, pero mamá hizo un espacio para venir a dejarla, ¿no es así? —acarició con cariño las trenzas de su hija.
—La abuela no pudo venir hoy, pero me dio muchas monedas para comprarme chocolates —le susurró lo último.
