TORO.-I

24 10 4
                                    

Fui a casa y me di un baño, Arti seguía allí, me percaté de que me espiaba mientras me bañaba pero no tenía ánimos para gritarle.

Lavé mis heridas y suturé las que aún seguían abiertas. No puedo recordar cuando fue la última vez que recibí tanto daño.

Prepare la comida y algo de café, Arti y yo comimos juntos como no lo habíamos echo hace ya mucho tiempo, diez años quizás.

Ninguno dijo nada asta que los platos estuvieron vacíos.

—¿Me dirás lo que sucede?— Arti tomó mis manos.

—Tranquila niña, no planeó morir hoy— Le dije sonriendo, no quería preocuparla.

—Ese sujeto... Sebastian... ¿Es tu jefe?— La pequeña latina apenas y podía articular las palabras.

—Si, él... me contrató para hacer un trabajo— Me levante de la mesa e ignore todo lo que me decía.

Me siguió por el departamento sin parar de bombardearme con preguntas que no quería contestar. Mientras la ignoraba me vestí con un atuendo que me hacía lucir como todo un detective, pesada gabardina negra con traje sastre. Me admiraba al espejo hasta que Arti tocó una fibra sensible que yo no quería recordar, el orfanato.

—¿Qué fue lo que dijiste?— la volteé a ver furioso.

—Dije... Que esto es tal como cuando se quemo él orfanato— Ella estaba más molesta que yo.

—Eras muy pequeña no tienes ni idea de lo que sucedió— Le di la espalda y procedí a atarme la corbata.

—¡¿Crees que soy estupida?!— Me gritó con todas sus fuerzas.

Me lanzó su zapato a la cabeza para llamar mi atención, una vez nuestras miradas chocaron volvió a hablar.

—Aún recuerdo como solías usar esa horrible máscara por las noches— Sus ojos comenzaban a humedecerse.

—No se de que me hablas— Trate de ignorarla.

—¡Tu espantosa máscara de rata!— Calló de rodillas tratando de ahogar sus lágrimas.

—¿Quién te dijo sobre la máscara?— No creí que ella supiera sobre eso.

—Te veía todas las noches por mi ventana, cuando salías corriendo del orfanato— Se incorporó de nuevo para enfrentarme —Todas las noches te fugabas con esa horrible máscara puesta.

—No sabes de lo que hablas niña, será mejor que te detengas— Le di la espalda de nuevo.

—La noche que el orfanato se quemó... Tu no estabas ahí... Apareciste después... Cuando ya todo estaba ardiendo— Ya no se veía furiosa, solo triste.

Casi podía sentir como ella comenzaba atar cabos en su cabeza.

—Arti... No tienes idea de lo que hablas, lo mejor será que te detengas— Me acerque a ella y la abrase —Esto no es como lo del orfanato, no moriré hoy, te lo prometo.

—Por favor... sólo vuelve para la cena— Arti me sonrió, ya se había calmado un poco pero su mirada me mostraba que aún estaba asustada.

Se sujeto con fuerzas a mi cintura cuando trate de tomar mi distancia, con una mano la sujete del cuello y dirigí su mirada hacia mi para que interpretara mi seriedad. Obviamente me malinterpreto y trató de besarme a lo que la empujé con fuerzas y solo pude verla palidecer.

—Iré a mi despacho, tomare mis armas si eso te hace sentir mejor— Le dije evadiendo la tensión del ambiente.

Arti solo me ignoro y la deje sola en ese maltratado departamento.

El TopoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora