SERPIENTE.-II

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    Un inmenso cuerpo de agua apareció de la nada, similar a un tsunami pero sin esa fuerza destructora, tan solo nos barrió a todos llevándonos con gran fuerza.

    Apenas salí a la superficie traté de buscar a mi compañera; un par de manos de alzaban frenéticas sin lograr mucho, me apresure a ellas y les di apoyo, era Olivia.

    Apenas podía mantenernos a flote, ella comenzó a vomitar una plasta de color negro y repugnante olor, intenté apartarme pero Olivia me tiraba del cuello limitando mi movimiento.

    El vomito comenzó a endurecerse y se mantenía a flote a manera extraña e inconsistente, como si de una pequeña isla se tratase.

    Me soltó y nado a su pequeña isla en donde se recostó a descansar, había suficiente espacio para mi, sin importar el nauseabundo olor me acerqué y me subí a su isla.

    —¿Qué demonios es esto?— solté mientras recuperaba el aliento.

    —Es mi saliva, hace tiempo me perdí en la niebla y casi me ahogo en un río, ahí aprendí que mi saliva se endurece al tocar el agua, es un excelente salvavidas— explicó y parecía orgullosa de las múltiples funciones de su milagro.

    —¿Acaso no puedes crear saliva que no apeste a vomito?.

    —Claro, si buscas en el fondo de este río sin duda lo encuentras— me dio la espalda molesta.

    Un bulto salió del agua, era Dante, estaba boca abajo, solo podía ver su espalda, lentamente se dio la vuelta quedando flotando boca arriba, escupió un poco de agua y se mantuvo relajado asta que la corriente lo empujó a nosotros.

    —¿No lo ayudaras a subir?— Olivia aún me daba la espalda.

    —Por mi puede nadar asta el fondo y caminar de regreso— aún no había terminado de procesar el echo de que nos abandonara.

    Forme el revólver, sabía que dispararle no serviría pero al menos podía intimidarlo.

    —Lo lamento chicos— Dante apenas y habla, le faltaba el aliento —Perdí la calma un momento y la bruma tomó el control de mi cabeza, esta inundación es por culpa mía.

    —¿Le temes al agua?— Olivia habló sin voltear a vernos.

    —El océano, siempre a sido muy intimidante para mi, pero relájense ya pude controlarme.

    Intente comprender el error, necesitaba que Dante se explicara.

    —Acabas de decir bruma, ¿No era niebla?.

    Olivia se percató de lo mismo que yo.

    —Deja de apuntarme a la entrepierna, ayúdame a subir y considerare contarles lo que descubrí— Dante se limitó a lanzarnos un beso al aire mientras nos extendía una mano.

    Olivia se percató de que no ayudaría a Dante a subir, aunque si disolví el revólver, ella se hizo cargo de subirlo.

    —Gracias chicos, Moe eres un caballero— Dante se mofaba de mi.

    —¿Nos explicarás eso de la "bruma"?— fui al grano, estaba listo para empujarlo si se negaba a hablar.

    —Claro, está "niebla" tiene olor, eso no es normal, ya e estado en la fronteras y jamás e sentido ese aroma.

    —Se más claro.

    —La bruma huele a coño de prostituta— comprendí la broma, pero Olivia no y se atrevió a preguntar —Como a humedad y sal, es el aroma del mar, la niebla no debería oler a prostituta.

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