SEGUNDO TRABAJO

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Me llevaron a rastras por todo el bosque. Si bien fueron cuidadosos con migo no se lo pensaron dos veces al pasarme por encima de los cuerpos de los gatos, traté de moverme pero estaba muy bien atado y no conseguí aflojar las ataduras ni un poco y solo termine con la boca llena del líquido resultado de la descomposición, no pude parar de vomitar, incluso después de salir del cementerio de gatos yo seguía vomitando, termine por desmayarme de nuevo.

Ya estábamos en la ciudad cuando desperté.

Nos movíamos entre los callejones de Old forest, seguía atado y me llevaban como a un costal.

A pesar haber tantos grupos peligrosos como los lobos, el cuerpo de policía de los distritos no eran un montón de corruptos como en otros lados, si veían a estos sujetos con un hombre atado sin duda se montaría toda una escena.

Rece porque cualquier persona nos viera y alertara a las autoridades pero jamás e sido un hombre de mucha fe. Llegamos a Sunshine Park sin ser vistos por nadie.

Seguimos rondando entre callejones, aunque ya estábamos en su zona de seguridad parecían muy temerosos de algo, no de la policía ellos no solían rondar en este distrito, pero algo los inquietaba mucho.

Una vez llegamos al parque me sentaron en una banca y me desataron.

—¿Qué tal tu paseo en el expreso samoano?— Sus gruesas voces se escuchaban al unísono.

—De la mierda, pero no puedo esperar mucho de un montón de negros— Una ola de dolor surgió en mis costillas seguida de otra en mis rodillas.

—¿Debo preguntarlo de nuevo?— Solo habló el que tenía el tatuaje en la cara.

—Para una pregunta estupida una respuesta estupida, ¿No lo crees?— Recibí una fuerte bofetada que me sacudió la mandíbula.

—¿Te tratamos con cariño y amabilidad?— Otro de los hermanos pasó al frente a hablarme esta vez.

—Púdranse— Les escupí a los pies, uno de ellos me lanzo al suelo y otro me pateo las costillas.

—No te queremos muerto, pero eres muy estupido— No podría decir si estaban molestos o divertidos de una manera enfermiza.

Me levantaron para recibir otro golpe al estómago, voltee a todos lados tratando de buscar a alguien que me ayudara, sería en vano, aunque alguien viera lo que sucedía nadie encararía a los ocho lobos juntos.

—Solo le dirás al pastor "la verdad", ¿Entendido?— De nuevo el tatuado era quien tomaba la palabra.

—Claro— Traté de tomar un poco de aire —Viajar con ustedes fue como un paseo por el parque.

—Al fin entiendes— El lobo tatuado me dio una palmada en el hombro y prestó su hombro para apoyarme.

A partir de ese punto me llevaron con mucha amabilidad, mi cuerpo dolía pero sabía que si mostraba cualquier señal de dolor ellos no me lo perdonarían.

Cuando llegamos a la iglesia el pastor ya nos esperaba afuera,  apenas entramos a la iglesia los lobos intentaron hablar pero el pastor los calló y me invitó a su jardín para hablar a solas, pude sentir las miradas de los ocho hermanos clavadas en mi, sabía que si hablaba de más ellos lo descubrirían. 

—Joven Moe, me siento decepcionado— El pastor sonaba muy serio, casi molesto.

—¿Disculpa?, casi muero allá afuera buscando a su estupido conejo— No pude aguantar mi molestia.

—¿Sabes a quien le estás alzando la voz, niño?— Aun siendo sólo un susurro la voz del anciano era imponente.

El gran espectro humanoide de humo verde apareció detrás del anciano seguido de su legión de lobos espectrales.

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