GALLO.-I

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    Mi cuerpo estuvo apagado por un tiempo, fue como si estuviera dormido.

    Algo que solo podría llamar un sueño comenzó suceder; me sentía muy pequeño, como si fuese un niño, había otras once personas junto a mi, todos formábamos un círculo. Frente a cada uno de nosotros había una máscara de un animal distinto, pude reconocer el lugar, un viejo hospital abandonado en las afueras de Sunshine Park.

    Una larga figura comenzó a bajar por un agujero en el techo, un sujeto alto que vestía traje y utilizaba una máscara con forma de ojo, la máscara giraba en 360 grados junto con su cabeza. Su cuerpo tenía movimientos muy irregulares como si de convulsiones se tratara.

    —Ya saben cual es su trabajo.

    Todos nos levantamos al mismo tiempo y salimos corriendo del lugar en distintas direcciones.

    Dante me había puesto la cabeza en su lugar, el toro de falaris que lo tenía prisionero había explotado.

    —¿Qué demonios sucedió?— me dolía el cerebro y el cuello.

    —Pues el Heladero nos cogio a todos junto con esa extraña niña que lo acompañaba.

    —Imbecil, me refiero a tu escape de ese toro.

    —Oh, claro... No se como explicarlo— Dante se encogió de hombros —Logre fortalecer mi milagro, tu sabes... lleve mi milagro un nuevo nivel.

    —¿De qué carajo estás hablando?.

    —Olvide que eres nuevo en esto de los milagros... escucha existen tres tipos de grado en los milagros, usualmente el grado uno solo te permite usar tu milagro en ti mismo, los de grado dos pueden crear... tal como tú amiga Jessi con el hielo y Dago con esas... sombras o sea lo que sean esas cosas que crea... Y el grado tres... ¿Ya conociste a guapo cierto? Ese sujeto era el único grado tres que conocí, su milagro estaba activo todo el tiempo y tenía alcances estupidos, no se como explicar el grado tres pero no son humano.

    —¿Me estás diciendo que con unos meses metido en este mundo ya tienes una enciclopedia sobre cómo funcionan los milagros?— todo esto comenzaba a fastidiarme.

    —Lo único que importa es que si sabes cómo funciona lo puedes fortalecer como cualquier otro músculo, con las drogas adecuadas puedes fortalecerlo... algo así como los esteroides en los músculos.

    —Y pensé que eras estupido— a pesar de ser un cabeza de músculo no era un completo idiota.

    —Bueno... creo que deberías abrir la jaula de Olivia— se limitó a sacar un par de cigarros, encendió uno y me lanzó otro —Para que tomes un poco de valor, ya sabes, si esa cosa está molesta en cuanto abras la jaula saltará contra ti.

    —¿Porqué no la abres tú?— encendí el cigarro —Con tu milagro podrías destruir la jaula igual que lo hiciste con la tuya.

    —Podría intentarlo, pero podría anular su milagro antes matándola en el proceso.

    Estaba en lo cierto.

    Olivia en su forma humana ya nos causaba esa sensación de peligro, no podría llegar a imaginar lo que pasaría si estaba molesta.

    Apenas me acerqué comenzaron a salir leguas de fuego por los ojos de la cara gravada en la trampa.

    —Olivia, soy Moe, somos amigos ¿Recuerdas?— las flamas parecieron apaciguarse un poco pero seguían emergiendo —Voy a abrir la jaula, por favor no saltes contra mi.

    Apenas y toque la coraza comenzó a sacudirse frenéticamente.

    —¡Carajo!, ¿Será mucho problema si la dejamos aquí a su suerte?— apenas había sobrevivido a nuestro último combate, no planeaba arriesgarme.

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