TIGRE.-II

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No me tomo mucho llegar al palco de Dorei, ahí los encontré a él y a Jessi conversando en privado.

—Acabo de reunirme con la Alemana— trate de sonar relajado pero era evidente mi estado con solo ver como bailaban mis piernas.

—Creí que te reunirías con Súcubo—  Jessi parecía nerviosa —¿Qué fue lo qué pasó Moe?.

—Bueno... Si, me reuní con ella... Primero secuestro a mi rehén, después de eso tuvimos una charla mientras ella masturbaba a sus mascotas y al mismo tiempo recibía placer sexual por un enjambre de cucarachas.

Jessi tuvo arcadas al solo escucharme y Dorei comenzó a reír.

—Vamos preciosa as visto cosas peores— Dorei sujetaba a Jessi mientras vomitaba.

Sin duda habían visto cosas peores, sus peleas de gladiadores eran todo un espectáculo.

—Escuchen, tenemos un nuevo trabajo— alce la voz para darme importancia.

—¿Tenemos?, Creí haberte dicho que tú no me das órdenes— Dorei se apartó de Jessi para encararme —En todo caso... ¿De que se trata TÚ nuevo trabajo?.

—Iremos a Industrial Park a rescatar a Súcubo, descubriremos quien la secuestró y para qué.

—¿El nuevo Industrial Park, o te refieres a Old Industrial Park?— me cuestiono Dorei.

—Old.

—Estas solo amigo— Dorei y Jessi contestaron a una sola voz.

—¿Qué carajos? Ustedes son un par de maquinas genocidas— no podía creer que mis cartas bajo la manga se acobardaran —¿Que podría ser tan terrible como para intimidarlos?.

—Fuiste policía, seguro conoces las historias— hablo Jessi en esta ocasión.

—Bueno... en la estación nos tenían prohibido atender cualquier llamada de ese lugar, sin importar que fuera.

—¿Y jamás te preguntaste porque?— Dorei volvió a tomar la palabra.

—No soy estupido claro que lo se.

Aunque lo sabía prefería mantenerme escéptico respecto a ese asunto. La Era Obscura no tenia mucho de haber terminado, si bien yo aún no nacía cuando esa era se cerró, lo cierto es que el mundo entero aún se rige por las leyes de esa era.

"Nadie puede salir a las fronteras"

Esa era la ley de oro, nadie en su sano juicio se atrevía a romperla, los pocos que lo hacían simplemente desaparecían.

Cada cierto tiempo recibíamos unas cuantas llamadas de sujetos con el valor suficiente para aventurarse en las fronteras, en las zonas muertas, donde la obscuridad aún reinaba. Las llamadas siempre resultaban ser incómodamente distintas unas de otras, no había un patrón en ninguna, un día recibíamos la llamada de una chica perseguida por un gigantesco cocodrilo que caminaba erguido, al día siguiente un chico que se ocultaba de una mujer con cuerpo de araña, o quizás podría ser un grupo de amigos seguidos por un grupo de zombies, las llamadas siempre variaban.

El día que Dago y yo nos topamos con Dragón fue en las fronteras, sin duda tuve un encuentro de ese tipo con las sombras que nos seguían.

Aún sabiendo todo eso no podía dejar un detalle de lado; Tres personas salieron y volvieron después de años afuera.

—Dorei; sin tu ayuda no sobreviviré allá afuera— trate de ser modesto.

—Y que lo digas, ni siquiera pudiste defenderte de los hermanos Mhao— se mofó de mi.

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