Muerte en el bosque

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—Esto está mal —dijo Harry estrujándose el puente de la nariz—, el Jefe Supremo no está haciendo nada de lo acordado. Está cambiando las cosas.

—Lo sé, por eso quería consultarlo contigo —dijo Kingsley—. Incluso en el Wizengamot no puedo salirme siempre con la mía.

—Pero es usted el ministro de magia, ellos deben escucharlo.

Kingsley bufó.

—El Wizengamot está conformado por un montón de vegetes que han estado años en esa posición —habló con el ceño fruncido—, pero tienen completa inmunidad diplomática. Lo que quiere decir que sus decisiones pueden ser independientes de las mías.

Harry golpeó la mesa frustrado.

—No dejaré que esos imbéciles salgan. Ninguno de los dos, lo que le hicieron a Hermione es imperdonable —se puso de pie de golpe con la ira corriendo por sus venas—. Si Levski puede salir libre alegando toda esa cantidad de mentiras, ¿que nos asegura ahora que Draganov no pueda también?.

Kingsley asiente— Es por ellos que debemos prepararnos bien para el juicio. Tenemos que convencer a Ogden de que deben pudrirse en ese cochinero.

Harry se sienta de nuevo apretando la mandíbula. Él haría lo que sea por proteger a Hermione... Lo que sea.

.

La mudanza había terminado y ahora ambos se encontraban en su nuevo hogar. Draco miraba la estancia como si no pudiera terminar de creer que estaba allí junto a ella.

Y Hermione por su parte tenía muchos sentimientos y emociones encontradas. Aunque deseaba sentir disgusto sabía bien que eso no era cierto.

Su alter ego brincaba de gusto y deseaba que la cercanía funcionara para bien entre ellos.

—Muy bien, la regla principal es. Nadie entra a la habitación del otro sin su consentimiento —dice Draco cruzándose de brazos.

—Eso está bien por mí —mintió Hermione.

—Bien, mis padres quieren verme así que debo irme. Te veré en la noche —dice caminando hacia la salida, pero antes de salir le dedicó a la chica una última mirada—, por favor procura no extrañarme.

Hermione sonrió sarcástica— Oh, no imaginas lo difícil que será.

Draco rodó los ojos y se marchó.

Unos instantes después la puerta sonó y Hermione bufó pensando qué tal vez algo había dejado.

Pero su sorpresa fue el no ver a Draco.

—¿Eren? —preguntó sorprendida.

Un joven alto de complexión atlética, cabello negro y ojos oscuros hizo una reverencia ante ella.

—Majestad, perdone mi repentina visita, pero es urgente —Hermione le cedió el paso y él ingresó a la casa.

—¿Que pasa? ¿Que haces aquí? –preguntó.

Había conocido a Eren el segundo día después de su nombramiento como Riona. Él era su guardián personal y quién comandaba a los guardianes Veelas.

—Me temo que tengo malas noticias mi Riona. Hemos encontrado el cadáver de una veela no muy lejos del portal de Myra.

Hermione frunce el ceño— ¿Cómo es posible? ¿Qué fue lo qué pasó?.

El joven inclinó su cabeza— Bueno, la encontramos sin cabello ni órganos internos. Me temo que fue un cazador. Ellos trafican con los órganos —explicó—, pero lo más preocupante Majestad. Es el cómo descubrió que es una veela, ya que tenemos prohibido hablar de ello. Es posible que el culpable haya tenido alguna relación con la víctima, estamos investigando para su pronta captura.

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