Flashback II

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Lev

Me ajusto el uniforme de quidditch mientras oigo los ridículos chistes de Dimitar. Puede ser muy pesado cuando se lo propone.

Víktor ingresa a los lockers de mal humor porque una vez más su perfecta novia no podrá venir al juego. La mujer tiene una vida ocupada en Londres donde tiene asuntos pendientes ya que trabaja directamente con el gobierno del ministerio. Alexei viene con él y se sienta a mi lado para calzarse los zapatos.

—Vi a Aína en las gradas —comenta.

—Ajá —contestó restándole importancia. No es una novedad, ella viene a casi todos mis juegos. Aún cuando le he pedido que no lo haga.

—Emily también está aquí —agrega.

—¿Y?

—Lev no te hagas, creo que estás jugando con fuego. Esa mujer es peligrosa tú mismo lo dijiste, ¿no te da miedo que te asesine? —pregunta en voz baja.

Alexei sabe que Aína es una veela porque es mi mejor amigo y yo le cuento absolutamente todo.

—Mientras siga creyendo que Emily es mi hermana todo estará bien.

—¿Y que pasará cuando sepa que estás casado y que no tienes intenciones de divorciarte?

—¿De que te quejas Alexei? Todo esto no solo me a traído beneficios a mi, sino también a ti. La esencia de esa veela es la que nos ha abierto la economía, gracias a ella haz podido abrir tu negocio y gracias a ella lo tenemos todo —le recuerdo—, Aína no lastimará a Emily porque si lo hace la amenazaré con quitarme la vida y eso será todo.

—Bueno, al menos lo tienes bien pensado. Me alegra que no existan sentimientos de por medio eso solo empeoraría las cosas —dice poniéndose de pie.

Todo el equipo comienza a salir y tomamos nuestras escobas.

Víktor es el capitán y comienza a darnos órdenes antes de salir y de paso nos recuerda que en una semana viajará para reclutar a otros. Entre los que reclutaremos estamos Alexei, Dimitar, él y yo.

Las puertas se abren y salimos al campo, desde la distancia veo a Aína en las gradas sonriéndome y a tan solo unos metros está Emily.

Tal vez si estoy arriesgándome un poco, pero tampoco puedo prohibirle venir ya que eso solo levantaría más sospechas.

Debo encontrar la manera de sacarle a Aína hasta lo más mínimo, el contrato que tengo con el Mercado negro asegura mi vida, la de mi esposa y la de la bebé que está esperando. Después de ellas nada me importa más y por ello no me preocupa usar a la veela hasta el cansancio.

Ni siquiera es humana, es una criatura en otras palabras un animal, una bestia. No siento pena por ella y ciertamente no significa nada para mí.

.

Aína

En cuanto el juego acaba y los búlgaros ganan, felicito Lev y regreso sola después de no haber podido persuadirlo para regresar conmigo.

Me duele un poco la cabeza y mi corazón también. Me recuerdo que su hermana lo necesita y que no puedo ser egoísta. Sin embargo no es fácil, siento que mi vida siempre se basará en recibir solo migajas de su parte y eso me duele de sobremanera.

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