Cambios

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La siguiente semana después de su conversación con Fleur se había prometido ser cada vez más y más difícil. El juicio reabierto sobre el caso de los presos en donde el Jefe Supremo dejó abierta la posibilidad de que los presos pudiesen salir en unos meses libres bajo apelación por la Maldición Imperius y otras cosas más que antes no se había alegado volvió todo un desastre.

Las calles estaban abarrotadas de protestantes que defendían celosamente los derechos de su heroína de guerra y se negaban a que el Wizengamot fuese a cometer la mayor violación de los derechos jamás vista. Los aurores estaban en las calles haciendo lo posible por controlar a la multitud, pero estos buscaban la manera de hacer igual de las suyas.

Draco por su parte había mejorado su actitud hacia Hermione e incluso de había vuelto más benevolente con ella, su situación le preocupaba y sentía pena al verla preocupada. Pues aunque Hermione fuera una Veela Reina, sus miedos la volvían vulnerable y de igual forma seguía temiendo que aquella situación tan traumática volviera a ocurrir.

Los recuerdos de aquella vez le invadían la mente y por las noches lloraba desconsolada sintiéndose sucia y sola. Aunque Draco estuviese en la habitación de al lado ella no se atrevía a buscarle, pues el temor al rechazo era algo latente dentro de ella.

Aunque él no la dejase tocarlo, su aroma, su presencia, su voz, aunque sea verlo era un bálsamo sobre sus heridas. Lo necesitaba mucho y eso la hacía sentir aún más vulnerable.

Había robado una de sus prendas, una de sus camisas blancas impregnada con su olor y por las noches mientras lloraba la abrazaba y sentía como una parte de su amado estaba con ella. Cada día las ganas de tocarlo eran mayores, pero se contenía. Temía que por un error suyo él decidiera dejarle.

Su corazón no lo soportaría, él era la única razón por la cual aún mantenía la cordura. Él era su única razón para despertar cada mañana a pesar del dolor.

A la mañana siguiente del día lunes se enteró por Harry que Astoria había despertado de su coma un día antes y que le harían un interrogatorio. Claramente todo empeoraba, Harry estaba preocupado y Hermione se sentía mal ya que sabía que ella de alguna manera era importante para Draco.

¿Y si me deja y se va con ella? —Era la pregunta que más se hacía a diario.

Harry le comentó que harían lo que estuviera a su alcance para que Astoria no hablase ya que si decidiese hacerlo su situación sería caótica ante el Wizengamot quien podría verla como un peligro potencial.

Así que ella pensó que si se disculpaba con Astoria tal vez ella decidiera no hacer nada en su contra. Y en parte también quería hacerlo por Draco, para que dejase de verla de una vez como una posible asesina.

La sorpresa fue cuando Harry la interrogó y la joven no recordaba nada sobre los hechos, mencionó a un atacante masculino, pero en ella no había rastros de Hermione.

—¿Es posible que perdiera la memoria? —le preguntó Harry al sanador.

—Sí, es probable. La joven llegó con un fuerte golpe en la cabeza que probablemente se formó por la caída. La deformidad en esa parte del cerebro hace que sea posible que sus recuerdo no vuelvan hasta dentro de un tiempo o tal vez nunca.

Harry analizó la situación y aunque todo cayó como anillo al dedo. No podía ignorar que la situación era sospechosa de alguna forma.

—Pero usted dijo al principio que ella están en perfectas condiciones —indagó.

—Sí, y lo estaba, pero hay golpes que se complican con el pasar de los días. Después de que hablamos en los siguientes dos días se le repitieron los exámenes y notamos que su situación había empeorado. Aunque son muy pocos los recuerdos que perdió, es probable que sólo hayan sido los más traumáticos. Esos son los que el cerebro por defensa propia suele  suprimir.

El sanador le entregó una carpeta detallando la situación de Astoria y Harry decidió marcharse. Saliendo de la habitación en los pasillos de topó con Draco.

—Malfoy, ¿vienes a ver a Astoria? —preguntó.

—Sí, ¿la interrogaste?.

—Lo hice, pero no recuerda nada de lo ocurrido. Tengo su expediente médico, el golpe ocasionó en parte una pérdida de memoria que aún no se sabe si es temporal o definitiva  y que incluso puede ser progresiva.

—Sí, mi madre ya me puso al tanto de la situación por una carta. Dice que aunque recuerda muchas cosas en otras tiene espacios en blanco.

Harry asintió— ¿cómo está Hermione?.

—Se quedó en casa, no está muy bien que se diga desde el juicio.

Harry sintió pena por su amiga. Él estaba moviéndose lo más que podía por ella, pero la situación no era sencilla y menos siendo una orden directa del Jefe Supremo.

Ambos se despidieron y siguieron su camino.

Draco ingresó a la habitación y vio a la joven medio sentada en la camilla pálida como la nieve y con el cuello envuelto en un collarín.

Ella al verlo sonrió.

—Draco —le llamó con la voz baja y completamente afónica.

Los sanadores habían hecho un gran trabajo arreglando las cuerdas vocales de Astoria, pero aún así el proceso de recuperación sería largo.

—Hey, te ves bien —bromeó él con una sonrisa.

Astoria sonrió aún más y él depósito un beso en su frente.

—Lo lamento Tori, no imagino cómo debes sentirte.

Ella asiente con tristeza.

—Él... sanador... dice que... puede... ser... permanente —habló con dificultad y pausado.

—No lo creo, estoy seguro de que harán todo lo posible porque te recuperes. Ya veras que todo volverá a la normalidad —le acarició cabello con suavidad.

—Tú... ¿estás... bien? —preguntó tomando la mano del rubio entre las suyas.

Hermione caminaba por los pasillos hacia la habitación 124. Si Astoria estaba bien, entonces ya no tendría de que preocuparse. La puerta estaba abierta y las voces en su interior la detuvieron.

Draco estaba adentro con ella y Hermione se recostó de la pared junto al marco para no ser vista.

—No te preocupes por mí, ahora la que importas eres tú —le dijo a Astoria.

El corazón de Hermione latió con fuerza.

—Te... quiero Draco —dijo Astoria con la voz bastante desmejorada.

—Yo también te quiero Tori, aquí estaré contigo —Respondió y el sonido de un beso hizo que una lágrima se deslizara por la mejilla de la veela.

Su corazón comenzó a doler como si le clavaran mil puñales. Inmediatamente se apartó y se dispuso a salir del recinto con la cabeza gacha y en silencio mientras en su interior agonizaba lentamente.

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